Biarritz acoge a un G7 fracturado y tenso

ADRIANO FERREIRO / R. P. LA VOZ

INTERNACIONAL

Mensaje en la playa. El artista francés Sam Dougados dibujó los rostros de Boris Johnson, Justin Trudeau, Giuseppe Conte, Emmanuel Macron, Angela Merkel, Shinzo Abe y Donald Trump junto al mensaje «Que cambie la marea por la igualdad de género» en la playa de la Côte des Basques
Mensaje en la playa. El artista francés Sam Dougados dibujó los rostros de Boris Johnson, Justin Trudeau, Giuseppe Conte, Emmanuel Macron, Angela Merkel, Shinzo Abe y Donald Trump junto al mensaje «Que cambie la marea por la igualdad de género» en la playa de la Côte des Basques REGIS DUVIGNAU | Efe

Las guerras comerciales, la crisis medioambiental y las diferencias sobre el «brexit» impedirán un acuerdo de mínimos entre los líderes de los países más desarrrollados

24 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La guerra comercial con China, las tensiones diplomáticas con Irán, el brexit, el impuesto a los gigantes digitales, el cambio climático y la vuelta de Rusia al G7 centrarán la agenda de la cumbre anual de los líderes de los países más desarrollados del mundo que se celebra desde el sábado al lunes en Biarritz (Francia). Los dirigentes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, así como los de la Unión Europea, se reunirán durante dos días para tratar estos temas, en los que las posturas son tan contrarias que no habrá ni un comunicado conjunto al final de la cita, ante su incapacidad de ponerse de acuerdo sobre unos mínimos. La última cumbre del G7, celebrada en el 2018 en Quebec (Canadá), no acabó bien y este año amenaza con repetirse el fiasco. Los siete grandes líderes concurren tan divididos como entonces. El anfitrión, Emmanuel Macron, ha propuesto como eje central la «desigualdad», pero este no será el asunto del que más se hable.

Francia, la anfitriona

Como anfitrión del G7 tiene una nueva oportunidad de presentarse como el gran líder en política exterior que siempre ha deseado. Es una nueva ocasión de demostrar sus habilidades como dirigente de referencia en Europa. Desde el pasado lunes se ha reunido con varios mandatarios para tratar asuntos relevantes para «toda Europa». Sus encuentros con el presidente ruso, Vladimir Putin, o el primer ministro de la India, Narendra Modi, han sido un paso más para ocupar el puesto aprovechando que Angela Merkel está en horas bajas.

En otro intento de ejercer de líder, en este caso de lo social, Macron ha querido incluir la «desigualdad social» en la agenda del G7. Precisamente es uno de los aspectos que más se critica: que los países más ricos hablen de pobreza. Algo que no es nuevo para el inquilino del Elíseo, ya que siempre se le ha acusado de gobernar para los ricos. Otro gesto del presidente: la cumbre francesa será más barata que las previas, con un coste de 36,4 millones de euros.

El huracán Trump

El estadounidense acude a la reunión con la intención de mover bien sus fichas. Si en el 2018, se enfrentó al anfitrión canadiense, este año podría tener desencuentros con el francés, al que le reprocha haber introducido un impuesto a los gigantes digitales que penaliza al GAFA estadounidense (Google, Apple, Facebook, Amazon). Trump intentará frenar dicha tasa y para conseguirlo incluso se atreva a imponer aranceles al vino francés, algo que planea desde hace tiempo. Otro tema que podría generar malestar entre ambos será a cuenta de los incendios en la Amazonia, tras las amenazas de Macron de vetar el acuerdo UE-Mercosur por la dejadez del Jair Bolsonaro, íntimo aliado de Trump y como él un negacionista del cambio climático

El estadounidense busca hacer frente al bloque formado por Alemania y Francia e impulsar el suyo propio, al que pretende que se sumen el primer ministro nipón, Shinzo Abe, y el británico, Boris Johnson. Esenciales para unir fuerzas ante sus rivales: Irán y China. El apoyo de la potencia japonesa es clave, ante su deseo de cerrar un acuerdo comercial el próximo mes.

 El «brexit» de Johnson

El nuevo primer ministro del Reino Unido se estrena en la cumbre. Será su oportunidad para hablar de economía y brexit, dos asuntos muy ligados y que preocupan a todos los asistentes, incluso a los geográficamente más alejadas, como Japón. Merkel y Macron rechazan cualquier renegociación del acuerdo de salida del bloque. No se reunirá con Jean Claude Juncker, que no irá a Biarritz por motivos de salud. Sí hay confirmado un encuentro con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que recibió esta semana una carta del premier en la que le pidió que el brexit no contemple la «salvaguarda» irlandesa, a la que respondió con una firme negativa. Trump podría acabar haciendo el papel de primo de Zumosol de Jonhson frente a los europeos.

Italia, en crisis

Tras la dimisión como primer ministro de Giuseppe Conte, la delegación italiana no ha tenido tiempo para atender a esta relevante cita de política exterior. Roma no ha definido ninguna agenda de temas que quiera tratar. Al igual que el año pasado, con un primer ministro sin experiencia política, Italia vuelve sin una postura clara sobre los aspectos clave. El Gobierno tendrá que dar explicaciones sobre política migratoria o ralentización económica.

Los invitados

Poca presencia de España. A pesar de que la Moncloa dijo que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, fue invitado a Biarritz, finalmente solo irá a una cena. Su intento de afianzarse como líder europeo vuelve a fracasar. Su voz se limitará a reclamar medidas contra el cambio climático y la desigualdad social, según la portavoz Isabel Celáa. Sí están invitados otros ochos países: cinco africanos (Burkina Faso, Egipto, Ruanda, Senegal y Sudáfrica), Chile, India y Australia. El objetivo es hablar de pobreza con los más afectados. Especial interés traen Australia, por el intercambio comercial con la UE, y la India, con el conflicto en la militarizada región de Cachemira.