El agravamiento de la guerra comercial con China hace tambalear las bolsas

carlos pérez cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

La bolsa de Nueva York fue una de las más afectadas por las pérdidas tras el anuncio de Trump de imponer nuevos aranceles a las importaciones procedentes de China
La bolsa de Nueva York fue una de las más afectadas por las pérdidas tras el anuncio de Trump de imponer nuevos aranceles a las importaciones procedentes de China BRENDAN MCDERMID

La nueva ronda de aranceles afectará de lleno a los consumidores estadounidenses

03 ago 2019 . Actualizado a las 08:51 h.

Ha insistido en numerosas ocasiones en que las negociaciones con China van bien, pero algo no marcha como le gustaría a Donald Trump cuando, una vez más, recurre a imponer aranceles a las importaciones del gigante asiático. La guerra comercial supera el año de duración. El Gobierno de EE.UU. ha ido incrementando la tasación de forma progresiva hasta llegar a gravar con un 25 % productos chinos valorados en 250.000 millones de dólares.

El jueves, el presidente anunció que los restantes 300.000 millones, que habían quedado exentos, empezarán a ser sometidos a tarifas del 10 % a partir del 1 de septiembre. Entre los productos afectados, teléfonos móviles, televisiones, ropa, juguetes, retretes y almohadas. «Hasta que no haya un acuerdo, les impondremos aranceles», amenazó Trump.

Tras el regreso de Pekín del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y del representante comercial, Robert Lighthizer, el presidente Trump se quejó de que China había decidido volver a negociar los términos de un supuesto pacto alcanzado meses antes. Además, acusó al Gobierno de Xi Jinping de haber incumplido un compromiso para comprar productos agrícolas estadounidenses y de no haber interrumpido las exportaciones de fentanilo, un opioide extremadamente potente que ha causado cientos de miles de fallecidos en EE.UU. Trump insiste en que China está esperando a que pasen las elecciones del 2020 con la esperanza de que un cambio de presidencia le depare una Administración más favorable. Un día antes, sin embargo, la Casa Blanca había calificado de «constructivas» las conversaciones. 

Caídas generalizadas

Tras las dudas sobre cómo reaccionar a la bajada de un cuarto de punto del precio del dinero anunciada el miércoles por la Reserva Federal, las bolsas recibieron el jueves un segundo impacto con el anuncio de Trump, lo que provocó una caída generalizada no solo de la bolsa estadounidense -los índices Dow Jones y S&P 500 iban camino ayer de su peor día en meses- sino de la de medio mundo, incluida la francesa y la alemana, países que mantienen importantes relaciones comerciales con China. Además, el precio del petróleo tuvo su mayor caída en un día desde el 2015.

Todo en una jornada en la que los datos de empleo mostraron un ligero freno en la creación de puestos de trabajo, aunque la tasa de paro sigue estando en mínimos de prácticamente hace 50 años y se queda en un 3,7 %. La mayor parte de contrataciones se produjeron en el sector servicios y no en la industria, lo que podría ser un indicador de que la guerra comercial de Trump está afectando a algunas de ellas.

El presidente niega cualquier impacto de su guerra con China en sus conciudadanos. «No tiene ningún coste para nuestros consumidores», dijo el jueves. «Se lo come todo China». Sin embargo, no solo el sector agrícola se ha visto afectado por las medidas de respuesta puestas en práctica por China sino que, según cálculos del centro de estudios Tax Foundation, con sede en Washington, una familia media de EE.UU. ya está pagando 850 dólares más al año por los aranceles. La asociación que agrupa a las grandes cadenas comerciales del país alertó de que los nuevos gravámenes impactarán de lleno en la temporada alta de compras previa a las festividades navideñas. El 62 % de los productos afectados son bienes de consumo.

Quizá para intentar compensar, el presidente comunicó ayer que EE.UU. ha alcanzado un acuerdo con Europa por el que el viejo continente incrementará sus compras de carne estadounidense, «la mejor del mundo». Aseguró que las ventas crecerán un 46 % el primer año y un 90 % adicional en los próximos siete años.

El final del pacto nuclear entre Rusia y Estados Unidos reaviva el miedo de la Guerra Fría 

Nos habíamos acostumbrado a leerlo en los libros de historia y a verlo en viejas películas, pero la consumación ayer de la retirada de EE.UU. del tratado sobre armas nucleares de corto y medio alcance (INF), firmado en 1987 con la Unión Soviética, devuelve a la vida algunas de las peores pesadillas de la Guerra Fría. Con el argumento de que Rusia lo había violado, la Administración Trump anunció en febrero que en un plazo de seis meses se haría efectiva su salida del tratado. Rusia le siguió de inmediato y ayer llegó el día. EE.UU. alega que Rusia ha desarrollado un misil de crucero que supera los límites de rango establecidos en el pacto, fijados entre los 500 y los 5.500 kilómetros de distancia.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, reiteró ayer que «Rusia es la única responsable por el final del tratado». Según explicó, la violación de Moscú se retrotrae al 2013, año en el que la Administración Obama protestó por el desarrollo ruso de un misil tierra-aire que entra, en teoría, dentro del rango prohibido. Rusia siempre lo ha negado. El viernes acusó a Washington de haber tomado «el rumbo de la destrucción de todos los acuerdos internacionales que, por uno u otro motivo, ya no le convienen». 

Violación «flagrante»

Rusia defiende que Estados Unidos es el responsable de violar «de manera flagrante» el tratado por haber desplegado en Rumanía y Polonia lanzaderas para los misiles de crucero Tomahawk. Más allá de las acusaciones mutuas, se encuentra China y su meteórico desarrollo militar. Pompeo hizo ayer una llamada tanto a Rusia como a China a tratar de llegar a un pacto que «vaya más allá de los acuerdos bilaterales del pasado» y sirva para «ofrecer verdadera seguridad» tanto a estas naciones «como a todo el mundo».

James McKeon, experto del Centro para el Control de Armas y No Proliferación, de Washington, está de acuerdo con su Gobierno en que Rusia ha violado el tratado, aunque admite que EE.UU. debería «permitirle a los rusos que echaran un vistazo» a las lanzaderas en Europa. «Pero es improbable que estemos violando el tratado», añadió. En conversación con La Voz, se opuso al final del pacto porque «implica la amenaza de una nueva carrera armamentística tanto en Europa como en Asia» y da carta de libertad a los rusos, que ahora podrán desarrollar «tantos misiles de este tipo como deseen».