El Ocean Viking asume el desafío pendiente del Aquarius

LUIS MIGUEL PASCUAL FRANCIA/ EFE

INTERNACIONAL

De fondo, el nuevo barco de rescate Ocean Viking, junto al director de Sos Mediterranée, Frederic Penard
De fondo, el nuevo barco de rescate Ocean Viking, junto al director de Sos Mediterranée, Frederic Penard SEBASTIEN NOGIER

El nuevo barco de rescate se enfrenta a la complejidad de encontrar embarcaciones a la deriva sin contar con el apoyo de los Estados, que han decidido no cooperar con su labor humanitaria

02 ago 2019 . Actualizado a las 12:29 h.

Elevado a la categoría de icono del salvamento de migrantes en aguas del Mediterráneo, el Aquarius, paralizado desde hace medio año por trabas estatales, ha encontrado relevo en el Ocean Viking, que este viernes zarpa desde Marsella para proseguir con la labor humanitaria de su antecesor.

Más espacioso, dinámico y mejor adaptado a esas labores, el nuevo instrumento de rescate puesto en marcha por Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée tiene un desafío aun más complejo que su hermano mayor: encontrar embarcaciones a la deriva sin contar con el apoyo de los Estados, que han decidido no cooperar con su labor humanitaria. «La sociedad civil está asumiendo un papel que correspondería a los Estados, pero que no lo afrontan: dar socorro a todas estas personas que se juegan la vida en aguas del Mediterráneo», asegura a Efe el director de operaciones de SOS Mediterranée, Fréderic Penard. Las ONG no se resignan al goteo incesante de catástrofes en el Mediterráneo.

El Aquarius se quedó sin pabellón el pasado verano, justo después de su última operación de desembarco en Valencia, que elevó la tensión diplomática entre España e Italia. Desde entonces, las dos ONG que lo fletaron buscaron un sustituto y lo encontraron en Noruega, un barco de 69,3 metros de largo y 15,5 de ancho que había estado dedicado al rescate de personal que trabajaba en las plataformas petrolíferas del mar del Norte. «No fue fácil encontrarlo, han sido siete meses de búsqueda, pero el resultado es satisfactorio, porque hemos podido incluir en el Ocean Viking toda la experiencia que habíamos obtenido del Aquarius», asegura Penard.

Entre las principales novedades destaca la inclusión de un centro médico equipado, que cuenta con tres estancias y que facilitará la atención de los migrantes rescatados, así como un espacio de higiene, con duchas y baños individualizados. «La gente que acogemos lleva meses en condiciones humanitarias terribles. Poder ofrecerles este mínimo confort es algo que consideramos muy importante», señala a Efe el jefe de la misión para MSF, Sam Turner.

El desafío del Ocean Viking será superior al del Aquarius, ya que la misión de aquel barco acabó por romper el consenso entre los Estados europeos sobre su trabajo, en particular por la presión del Gobierno italiano. Eso se tradujo esencialmente en el cierre del centro de control que había en Roma, que centralizaba todas las informaciones sobre embarcaciones a la deriva en el Mediterráneo central y que las compartía con cualquier barco que pudiera acudir a su rescate, incluido el Aquarius.

El barco de las ONG se convirtió casi en un enemigo, con declaraciones de responsables gubernamentales acusándole de cooperar con las redes de tráfico de migrantes. El Ocean Viking no tendrá ese lazarillo en su búsqueda de inmigrantes, pero cuenta con otros recursos.

En primer lugar, como explica Marc Carbonell, uno de los miembros del equipo de rescate de SOS Mediterranee que ya participó en el Aquarius y ahora lo hará en el Ocean Viking, su puente es más elevado, lo que le permite avistar más millas en alta mar. Además, tiene una visión de 360 grados, que evita los puntos muertos que tenía su antecesor y cuenta con dos radares, y cámaras de visión nocturna, lo que limita las zonas de sobra.

«En general, está mejor preparado para la detección de embarcaciones a la deriva. Va a ser menos complicado. Hemos hecho lo posible para superar esa dificultad. Hacemos guardia las 24 horas», explica Carbonell, que cree que en alta mar echarán de menos la información que tenía el Aquarius. «Nadie nos coordina, nos toca patrullar y estar preparados para lo que pueda pasar en cualquier momento», asegura.

El nuevo barco tiene además cuatro lanchas rápidas, que permiten una mayor flexibilidad en el rescate y acceder de forma más inmediata a las embarcaciones en estado de emergencia. El socorrista español cree que se ha aprendido de lo bueno y lo malo que tenía el anterior barco y que el Ocean Viking ofrecerá una mejor acogida. Entre las cosas que se han copiado está la pasarela para subir a bordo del barco, «que dio muy buen resultado», explica Carbonell.

Los primeros en ser llevados a bordo son las mujeres y los niños, que en el Ocean Viking tienen un espacio propio de acogida con el objetivo de hacer más llevadero el golpe mental que supone la situación. Se trata de una zona que han querido decorar de forma especial, pensando especialmente en los niños. Desde allí hay acceso directo a la zona médica, con una atención especial en las mujeres, que tendrán acceso a una matrona, puesto que muchas de ellas llegan embarazadas. «Siempre resulta chocante ver a mujeres en avanzado estado de gestación en estos barcos. ¿De qué deben estar huyendo?», se pregunta Turner. El jefe de misión de MSF recuerda que en el Aquarius tuvieron 6 partos y debieron acoger a un bebé que acababa de nacer en la patera y cuyo cordón umbilical ya fue cortado en el barco de rescate. El Ocean Viking cuenta también con un espacio de intimidad para que las mujeres puedan hablar con las doctoras, porque muchas de ellas han vivido situaciones traumáticas en su viaje hacia Europa, como violaciones, malos tratos o torturas.

Los hombres tienen su espacio propio, que también ha mejorado con respecto al Aquarius, ya que ha sido cubierto y aislado del suelo del barco, a menudo húmedo y frío, lo que hará más llevadera su estancia a bordo. «Están exhaustos, cansados, tienen miedo, no saben donde están, es caótico mentalmente. Vienen con historias horribles», afirma Carbonell.

En el espacio medicalizado se podrán estabilizar a los migrantes más graves, aunque no se pueden llevar a cabo intervenciones quirúrgicas. El barco posee en la parte delantera un espacio para acoger un helicóptero por si fueran necesarias evacuaciones de emergencia.

Turner explica que todo el personal del barco, desde los marineros a los cocineros, ha sido adiestrado para afrontar un papel de urgencia en las situaciones límite y todos los espacios están dedicados a este fin.

La parte que queda por resolver es qué hará el Ocean Viking con los migrantes que rescate. «Podemos alojar hasta a 200 personas, pero es importante que podamos desembarcarlas. Desde hace tres años exigimos a los Gobiernos europeos que encuentren un sistema que permita que la gente no muera en el Mediterráneo central. No es un problema de Italia o Malta, es un problema del conjunto de Europa. Es posible hacer algo para ir a rescatar esta gente. Los Estados no lo hacen, lo tiene que hacer la sociedad civil», señala Penard.