Los motivos de Hong Kong para plantarse ante el gigante chino

María Puerto PEKÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Disturbios en las últimas protestas. Manifestantes y policías se enfrentaron este domingo durante una nueva jornada de protestas, pese a los intentos del Gobierno de rebajar la tensión
Disturbios en las últimas protestas. Manifestantes y policías se enfrentaron este domingo durante una nueva jornada de protestas, pese a los intentos del Gobierno de rebajar la tensión JEROME FAVRE | EFE

La excolonia británica lleva más de un mes de movilizaciones contra la polémica ley de extradición

15 jul 2019 . Actualizado a las 08:51 h.

El rechazo a un proyecto de ley de extradición a China ha movilizado de forma masiva a la población de Hong Kong. Desde el 9 de junio se han sucedido manifestaciones que han llegado a convocar a dos millones de personas, prácticamente un tercio de la población y los organizadores aseguran que mantendrán la presión en las calles.

¿Por qué se rechaza la ley de extradición?

El controvertido proyecto de ley propone un cambio legislativo para permitir la extradición de presuntos delincuentes a China, Macao y Taiwán. El Gobierno ha defendido que la reforma es necesaria para evitar que la excolonia se convierta en un refugio de delincuentes. Los contrarios al proyecto desconfían de una norma que permitiría que cualquier residente o visitante de Hong Kong pudiera ser extraditado a China y juzgado bajo sus leyes. Denuncian que en China no hay separación de poderes, ni garantías procesales. Los datos dan la razón a los críticos, ya que en China se permite mantener en prisión a un acusado sin cargos hasta seis meses, no se respeta el derecho a un abogado de libre elección y el 99 % de los procesos acaban en condena. Los activistas denuncian que la ley abriría la puerta a China para extraditar a disidentes y opositores políticos.

¿Qué piden los manifestantes?

La retirada definitiva de la ley y la dimisión de la jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, a la que acusan de no escuchar a la población y no defender los intereses de la excolonia frente a China. A lo largo de los días se han sumado otras reivindicaciones: libertad de todos los detenidos, una investigación independiente sobre la violencia policial y, sobre todo, que no se califique de «disturbios» las manifestaciones, ya que la legislación de Hong Kong pena con hasta 10 años de cárcel la organización de estos actos. También, la celebración de elecciones democráticas.

¿Hay injerencia de China?

El Reino Unido devolvió la soberanía de Hong Kong a China en 1997 bajo el acuerdo político de «un país, dos sistemas». Hong Kong podía mantener su sistema económico capitalista, su moneda, sus leyes y su sistema de justicia independiente. También ciertas libertades que no existen en el continente como las de expresión y reunión. China se comprometió a respetar la autonomía de Hong Kong durante 50 años. Pero Pekín ha ido aumentado su injerencia provocando el rechazo de la población con medidas de baja intensidad como intentar imponer el mandarín frente al idioma local, el cantonés, o promover la educación patriótica. Y, sobre todo, controlando el Gobierno, ya que el jefe del Ejecutivo es elegido por un comité electoral de 1.200 personas entre los candidatos seleccionados por Pekín. En el 2014 China se negó a permitir el sufragio universal para la elección del jefe de Gobierno a pesar de las largas protestas conocidas como la Revolución de los Paraguas.

¿Qué puede pasar?

La jefa del Ejecutivo ha dado públicamente por «muerta» la ley, pero no la ha retirado. La ley será desestimada automáticamente si en un año no se presenta ninguna enmienda en el Parlamento. Es una forma de dejarla morir sin matarla y así Lam evita la imagen de rendición ante los manifestantes, al mismo tiempo que no tiene que asumir el fracaso ante Pekín. De momento, puede que a China le interese rebajar la tensión para evitar la mala imagen, pero a la larga será difícil frenar la ley. El Gobierno chino no está acostumbrado a negociar. El ejemplo más claro es la persecución judicial contra los líderes de la Revolución de los Paraguas que han acabado en la cárcel.