Alexis Tsipras, tocado pero no hundido

leticia álvarez ATENAS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

KOSTAS TSIRONIS | EFE

El resultado de las elecciones griegas ha disparado los rumores sobre su posible salida de Syriza

10 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en junio del 2015 el entonces primer ministro griego Alexis Tsipras anunció un referendo para decidir si Grecia debía adentrarse en un tercer rescate, nunca pensó que la población respaldaría una ruptura que se aventuraba catastrófica. Cuatro años después, el carismático político que terminó firmando más austeridad ha pasado a la oposición derrotado por el voto de decepción de la izquierda y castigado por la baja participación.

«Terminó siendo la casta que tanto criticó», explica una fuente pública de su partido. «Esperábamos que cayera en los vicios de la política griega y que colocara a los suyos en puestos públicos, pero ha terminado haciendo la política del Pasok -actual Kinal- de centroizquierda», concluye.

Seguidores y detractores de Tsipras coinciden en que el giro que ha dado el partido hacia el centroizquierda le ha restado empuje, un fenómeno que denominan la pasokización de Syriza. Dimitris Rapidis, exmiembro del Gabinete de Tsipras, considera que moderar las posiciones del partido era necesario para que el país pudiera seguir formando parte de la Unión Europea.

No obstante, lo que le dio la victoria en el 2015 no fue su postura moderada. La polarización de la sociedad griega, que tras dos rescates veía intolerable seguir «arrodillándose» ante la troika, empujó al desconocido político en Bruselas a gobernar un país al borde de la quiebra.

«Alexis jugó a la ruptura. Estabas con ellos o contra ellos», señala Constantinos Oikonomopoulos, organizador de la campaña electoral de Nueva Democracia. En los pasillos del Parlamento, sin embargo, se destaca el carisma y el tono conciliador del ex primer ministro.

Liderazgo en riesgo

Gracias a la determinación de Tsipras se puso fin al conflicto diplomático con la antigua república yugoslava de Macedonia (Fyrom), que mantenía bajo denominación provisional a la recién bautizada Macedonia del Norte. El acuerdo de Prespa es, según analistas, una decisión valiente para un joven líder europeo como Tsipras que, a sabiendas del impacto negativo que tendría en su coalición de Gobierno con el extinto partido de derechas ANEL, no dudó en arriesgar su liderazgo.

A pesar de que Tsipras ha asegurado su permanencia en Syriza, ya hay rumores que apuntan a su salida de la formación. «Syriza es Tsipras, solo él tiene el carisma para liderar el partido. Ha conseguido que la derrota no fuera sangrante», explica Dimitris Rapidis. Y es que a pesar de la diferencia de 70 escaños con Nueva Democracia, en los que se incluye los 50 escaños del bono que la ley electoral griega otorga al partido ganador, Syriza tan solo ha bajado 4 puntos porcentuales con respecto al 2015.

El resultado electoral no se interpreta de momento como una catástrofe en clave interna en Izquierda Radical. Aún así, se especula sobre la posibilidad de que Tsipras forme otro partido si no logra deshacerse del ala más crítica de Syriza que cuestiona su pasokización.