La presión ciudadana gana su primera batalla al Gobierno de Hong Kong, que suspende la tramitación de la controvertida ley de extradición a China.
La jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, compareció ayer, sábado, ante la prensa para anunciar la suspensión de la iniciativa. Aseguró que la decisión obedecía a la necesidad de restablecer «la paz y el orden».
El fuego amigo, en forma de críticas de asesores y miembros de su gobierno, sumada a la presión de las masivas manifestaciones obligaron a la jefa del ejecutivo a rectificar su firme decisión de aprobar la ley antes de final de mes.
Lam justificó la medida alegando que su gobierno debe mejorar la comunicación con todos los sectores de la sociedad. La ley que permitiría la extradición a China de ciudadanos y residentes de Hong Kong, para ser juzgados bajo las leyes chinas, ha provocado un amplio rechazo que ha unido mundos tan diferentes como los activistas prodemocracia con colectivos de abogados y el mundo empresarial.
La suspensión se comunicó en vísperas de una manifestación convocada para hoy, que los organizadores mantienen.