Protestas en Kazajistán por unas elecciones calficadas de farsa

Rafael M. Mañueco MOSCÚ / COLPISA

INTERNACIONAL

Unas 500 personas fueron detenidas durante la celebración de las presidenciales
Unas 500 personas fueron detenidas durante la celebración de las presidenciales IGOR KOVALENKO | Efe

Tokáyev, el delfín del autoritario presidente Nazarbáyev, gana con el 90 % de los votos

10 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Tal y como se esperaba, el vencedor de las elecciones presidenciales celebradas ayer en Kazajistán ha sido Kasim-Yomart Tokáyev, de 66 años, el sucesor designado en marzo por Nursultán Nazarbáyev, el exdirigente comunista que más tiempo -30 años exactamente- ha permanecido en el poder dentro de que lo que fue la antigua URSS. Como suele suceder en los regímenes autoritarios de corte soviético, Tokáyev, habría conseguido cerca del 90 % de los sufragios, un resultado algo discreto si se compara con el 97,5 % con el que, en el 2015, Nazarbáyev fue reelegido por última vez. En segundo lugar y a enorme distancia habría quedado el opositor Amirzhán Kosánov, con apenas un 6 % y a continuación la única mujer en liza y la primera que en el país centroasiático se presenta como candidata, Daniyá Yespáyeva, con menos del 3 % de las papeletas. Los otros cuatro candidatos habrían obtenido cifras insignificantes. 

Hartazgo de la población

Pero en parte de la sociedad kazaja se observa hartazgo y ayer se puso de manifiesto en las numerosas concentraciones organizadas en Nur-Sultán, la capital, y en Alma-Atí, la segunda ciudad del país. Salieron a la calle miles de personas profiriendo gritos en contra de Nazarbáyev, a quien pidieron que se vaya lo más lejos posible, en contra de Tokáyev y llamando al boicot de unas elecciones que consideran una «farsa». La participación, sin embargo, en las votaciones fue alta, el 77 % según la Comisión Electoral Central. Los antidisturbios se emplearon a fondo, hubo duros enfrentamientos y, según el Ministerio del Interior kazajo, se practicaron más de 500 detenciones. Un anciano recibió un brutal porrazo en la cabeza, tras el cual se desplomó. Se dijo en un principio que había muerto, pero después las autoridades afirmaron que había sufrido un simple desmayo.

En marzo, nada más hacerse cargo de forma interina de la presidencia, la primera medida que adoptó Tokáyev fue cambiar el nombre de la capital, Astaná hasta ese momento, por el de Nur-Sultán, en honor del «patriarca» que ha dirigido con mano de hierro durante 30 años un país rico en hidrocarburos. Aquella decisión fue también contestada en la calle.

Kazajistán tuvo hasta hace no mucho su época dorada. Sin embargo, la caída de los precios de la energía ha hecho que vuelvan a aflorar las viejas desigualdades sociales. El país ha pasado como en otros muchos gobernados por déspotas: que la población espera que las cosas cambien cuando el dirigente enquistado durante décadas abandone el poder. Pero, al comprobar que el sucesor es igual o peor, cunde el desencanto y se acrecienta la disidencia.