El trasvase de votos de DF a la izquierda se produce también por otro motivo: la corrupción.Tanto Venstre como de DF se han visto salpicados por varios casos de corrupción. Los ultras aún mantienen una causa abierta por malversar 345.000 euros provenientes de los fondos europeos en cenas con periodistas, viajes a instituciones de la UE cuando estaban cerradas y gastos de campaña, cuantía que ya han devuelto. Rasmussen habría gastado más de 100.000 euros de fondos públicos en viajes siendo ministro de Sanidad, en el 2002, y de Finanzas, en el 2008. También lo hizo como primer ministro. Todo ello en el país menos corrupto del mundo, según Transparencia Internacional.
La llegada de Línea Dura y Nueva Derecha también restó votos al partido de Henriksen, inclinándose ambas formaciones por políticas más extremistas que las del DF o los socialdemócratas. El líder de Línea Dura, Rasmus Paludan, llegó a quemar un Corán con lonchas de beicon y propuso la prohibición del islam. En una entrevista al diario Berlingkse, afirmó que quería ver «la sangre de los extranjeros en las alcantarillas».