Mueller se va sin exculpar a Trump de obstruir a la Justicia

carlos pérez cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

JIM BOURG | Reuters

El fiscal deja la pelota del «impeachment» en el tejado del Congreso al aclarar que un presidente en activo no podía ser acusado

30 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos años después de iniciar su investigación sobre el Rusiagate, el fiscal especial Robert Mueller rompió su silencio. Anunció su despedida del servicio público pero, sobre todo, dejó combustible de sobra para que siga subiendo la temperatura del debate sobre un posible impeachment a Donald Trump. En una comparecencia sorpresa, Mueller aclaró lo que su informe ya señalaba: «Si hubiéramos tenido la seguridad de que el presidente no cometió un delito, lo habríamos dicho». Es decir, desmiente al presidente, que ha venido insistiendo en que el resultado de la investigación le exculpaba tanto de conspiración con Rusia como de obstrucción a la Justicia.

Aunque subrayó que EE.UU. debería tomarse muy en serio los «múltiples y sistémicos esfuerzos [de Rusia] para interferir» en las elecciones, Mueller aclaró que no hay «suficientes evidencias» para establecer un delito de conspiración entre Trump y Rusia. Se fue, no obstante, dejando abierta la puerta a la obstrucción, de la que su informe recoge numerosos y variados ejemplos.

¿Por qué entonces no concluye que este delito se produjo? Porque según la política del Departamento de Justicia, del que formaba parte Mueller y su equipo, «a un presidente no se le puede imputar un delito federal mientras esté en el cargo. Es inconstitucional». Imputar a Trump «no era una opción que pudiéramos considerar», dijo. Lo contrario, en su opinión, hubiera sido «injusto», dado que significaría «acusar a alguien de un delito» del que un tribunal no se puede pronunciar.

Sin embargo, el fiscal general, William Barr, concluyó en marzo que los indicios «no son suficientes para establecer que el presidente cometiera un delito de obstrucción a la Justicia» y dio por zanjado el asunto. Hace unas semanas se supo que Mueller se quejó por carta a Barr por su caracterización de las principales conclusiones. Según el exfiscal especial, el resumen de Barr «no capturaba plenamente el contexto, la esencia y el contenido» de la investigación.

El proceso de destitución

Trump se apresuró de nuevo a celebrar tras escuchar la comparecencia de Mueller («¡Caso cerrado!», exclamó vía Twitter), pero su despedida incluyó una frase que, sin citarlo, parecía tener como destinatario al Congreso: «La Constitución requiere un proceso distinto del sistema de justicia penal para acusar de irregularidades a un presidente en activo». Ese otro proceso es el impeachment, que depende del Capitolio, donde los demócratas siguen valorando si abrir o no el juicio político a Trump. Mueller, que aparentó cierto nerviosismo durante la lectura del comunicado, aclaró que espera que esta «sea la única vez» en que se explique públicamente sobre la investigación, cerrando la puerta a la comparecencia en el Congreso que ansían muchos demócratas. El Congreso podría forzarle a declarar, pero Mueller insistió en que su informe «habla por sí mismo».

La comparecencia se produjo días después de que Trump diera plenos poderes a Barr para que indague en el origen de la investigación del Rusiagate, por si de esta pudiera derivarse un delito de espionaje sobre su equipo de campaña en las elecciones presidenciales del 2016. Trump ordenó que las agencias de inteligencia colaboren con Barr y garantizó a este autoridad para desclasificar documentos.