Elecciones en septiembre en Austria tras la caída del Gobierno conservador por la corrupción

Patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Sebastian Kurz (a la derecha) y el presidente de Austria Van der Bellen en el acto en el que formalizaron la convocatoria electoral
Sebastian Kurz (a la derecha) y el presidente de Austria Van der Bellen en el acto en el que formalizaron la convocatoria electoral CHRISTIAN BRUNA | EFE

La incógnita es con quién formará coalición el conservador Kurz

20 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«El que incita al odio». Así titulaba ayer el semanario alemán Der Spiegel un artículo sobre Heinz-Christian Strache, el hasta hace dos días líder del partido ultraderechista austríaco FPÖ que ha protagonizado un escándalo de corrupción sin precedentes y dejado a la pequeña república alpina huérfana de Gobierno. «He perdido la confianza en parte del Ejecutivo», reconoció el presidente del país, Alexander Van der Bellen, al tiempo que anunció la convocatoria de comicios anticipados para finales de verano.

«Dados los plazos establecidos por la Constitución, abogo por elecciones en septiembre, si es posible a principios de mes», declaró el político ecologista, un día después de que el canciller, el conservador Sebastian Kurz, decidiera romper la alianza de Gobierno que forjó en el 2017 junto a los ultranacionalistas del Partido de la Libertad (FPÖ), a raíz del denominado caso Ibiza, en el que se ha visto implicado su antiguo vicecanciller y socio minoritario.

Todo comenzó el viernes por la tarde, cuando se publicó un vídeo el que Strache se ofrece a firmar contratos públicos a cambio de apoyo financiero por parte del Kremlin. En la grabación, realizada con cámaras ocultas en una mansión de la isla española en julio del 2017, el número dos del Ejecutivo le explica a una mujer, que se hacía pasar por sobrina de un oligarca ruso, cómo burlar las leyes de financiación de partidos.

Para Van der Bellen, las dimisiones de Strache y Johann Gudenus, diputado ultra que también aparece en la cinta traduciendo del ruso, «eran necesarias e imprescindibles». El presidente austríaco sabe que se trata de un momento delicado, debido a las elecciones al Parlamento europeo que culminan el domingo y en las que se teme un repunte de la extrema derecha en muchos países. «Tenemos aún una semana de campaña y luego meses de negociaciones importantes para el futuro de la Unión. En ese período, Austria debe estar en condiciones de actuar como socio fiable en la UE», sostuvo el ecologista, cuyo máximo objetivo es recuperar la confianza del electorado. 

Luchas internas

Sin duda la incertidumbre se cierne ahora sobre el tablero político austríaco, incluidos los socialdemócratas del SPÖ, sumidos en luchas intestinas. Todo apunta a que el Partido Popular (ÖVP) de Kurz saldrá beneficiado en las urnas, pero no logrará la mayoría absoluta para gobernar. Dado que una nueva coalición con la ultraderecha se perfila como el escenario más inverosímil, la gran incógnita es si el jovencísimo canciller logrará convencer a los socialistas u otra formación de la oposición de sellar una alianza, pese a su postura migratoria radical y su idea de restarle competencias a Bruselas.

Tampoco está claro cómo será el Gobierno interino que llevará las riendas del país hasta los comicios. Kurz subrayó su intención de continuar al mando, aunque es probable que termine sustituyendo a los actuales ministros del FPÖ por expertos independientes. Para ello serán imprescindibles las dotes diplomáticas de Van der Bellen, que ha prometido mantener consultas con el resto de los partidos durante los próximos días.