«Estoy preocupada por si no vuelvo, pero feliz de vivir esto»

Mila Méndez / Marga Mosteiro A CORUÑA | SANTIAGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

UESLEI MARCELINO

01 may 2019 . Actualizado a las 11:32 h.

La noticia la sobresaltó cuando aún no había amanecido. «Comenzaron a llegarme mensajes de WhatsApp de familiares que tengo en Galicia. ‘¡Leopoldo López ha sido liberado!’», cuenta Mayra. Eran las seis de la madrugada allí. Excusó sintonizar la radio o poner la tele. «El Gobierno controla a los medios. Están en silencio, es como si no pasara nada», opina. Recurrió a los periodistas freelance que sigue en las redes sociales. Mayra lleva diez años instalada en A Coruña, donde trabaja y tiene permiso de residencia de larga duración. Se vino gracias a su hermana, casada con un gallego, y está tramitando la nacionalidad española.  

La «ofensiva final» contra Maduro la pilló de vuelta por azar. Viajó allí para asistir a la boda de un sobrino. De sus familiares directos solo un hermano sigue allí. El resto, cuenta, huyeron «del régimen». Es fácil intuir en qué lado se posiciona. La mañana de este martes tenía previsto ir al centro de la capital. «Estoy a 20 minutos en coche», describe. «En Caracas, en la urbanización donde vivían mis padres, la gente está tocando las ollas con cucharas. La familia de mi cuñada nos cuenta que se están organizando. Están esperando instrucciones de Guaidó para salir a la calle y que les digan cómo deben de actuar en la operación Libertad», detalla Mayra, cuyos bisabuelos eran canarios. Define la crisis como una «rebelión cívico militar» y no como un golpe.

«Tanto los militares de bajo rango como la sociedad civil pasa las mismas calamidades. Ya no es tanto la escasez, sino la inflación. Todo se ha dolarizado», justifica. «Mi hermano y los que nos vimos obligados a irnos llevamos años esperando esto. No tengo miedo», afirma. Tiene billete de vuelta a Galicia para mayo. «Es posible que corten las fronteras. Estoy preocupada por si no puedo regresar en el día previsto y hay que posponer el regreso, pero feliz, emocionada por vivir esto. Al fin está pasando algo». La posibilidad de que el levantamiento de una parte del ejército se traduzca en enfrentamientos violentos no la asusta, reitera. «Venezuela es una lucha constante y perenne. Quiero que mi país supere esto», anhela.

Ilusión compartida

La ilusión de Mayra era compartida por miles de personas en todo el país. «Hola. La comunicación por Internet está fatal. Es ahora o nunca. Estoy en la calle porque nos tiraron bombas lacrimógenas y vamos al hospital. Estoy feliz y, pese al bloqueo de televisión, radio e Internet, la calle está fuerte», explica Enith desde Caracas y corrobora Gladys, una médica con dos hijos que reside en la capital.

Miedo por las familias

Los venezolanos de Vigo viven con mucha inquietud los acontecimientos en Venezuela. «Considero que la población está bastante cansada del régimen de Maduro y que lo más sensato que puede hacer es que se entregue, que no se atrinchere con algunos sectores militares que todavía le apoyan y que se evite así un derramamiento de sangre de alto nivel», advierte el presidente del colectivo en la ciudad, Manuel Pérez, según informa Alejandro Martínez.

La principal preocupación de los 2.500 venezolanos que residen en Vigo y su área es la situación de sus familias. «Se siente temor y miedo porque lamentablemente en todas las concentraciones hay muertos. La gente tiene miedo y de momento sabemos que ha habido algún herido en la calle», afirma.