La UE se inclina hacia una prórroga larga que forzaría a Londres a ir a las europeas

salvador arroyo BRUSELAS / COLPISA

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Plantea un «brexit» duro el 1 de junio si el Reino Unido no participa en las elecciones

10 abr 2019 . Actualizado a las 16:28 h.

«Hay momentos en los que se debe dar tiempo al tiempo». Con esta reflexión, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, emplaza a los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete a considerar hoy en Bruselas su propuesta de una prórroga larga al brexit; «una extensión flexible, que durará solo lo necesario y no más de un año». El polaco ratifica así la idea que orbita desde el viernes en Bruselas y que se contrapone al margen de espera que ese mismo día pidió Theresa May a sus colegas por carta: el 30 de junio. Tusk dice que sí, que hay que escuchar la opción británica, pero que la suya ahorrará muchos sobresaltos y cumbres de urgencia como la que se celebra hoy. Sea una u otra la opción definitiva, lo evidente es que habrá prórroga, pero habrá que contener la respiración hasta el 1 de junio.

La angustia del divorcio caótico no se ha disipado, por eso desde hace días se abrazó la estrategia tardía de May de buscar un pacto con su opositor, Jeremy Corbin. Y se consideró de gran valor la voluntad de la británica de preparar a su país para las europeas. Y ayer el borrador de conclusiones de esta cumbre lo recogía negro sobre blanco. Y, aunque borrador parece poco probable que su sentido gire de forma radical. «La UE acepta una extensión para posibilitar la ratificación del Acuerdo de retirada». Esa extensión debería durar «solo el tiempo que sea necesario y, en cualquier caso, no más allá de [XX. Xx. Xxxx]». Esas equis son las que tienen que despejar hoy los líderes. «Si el acuerdo de retirada es ratificado por las dos partes antes de esa fecha, la salida tendrá lugar el primer día del siguiente mes». Es la clave.

La cláusula preventiva

Pero el siguiente párrafo aporta otra pista sustancial, que lleva al 1 de junio. Subraya que la prórroga no puede «socavar» el funcionamiento normal de las instituciones comunitarias. Y concreta que si el Reino Unido no ha ratificado el acuerdo antes del 22 de mayo, la víspera de celebrarse las elecciones (del 23 al 26), deberá participar en el proceso. Si no lo hace, la salida será el 1 de junio. En la práctica, por tanto, hay una nueva fecha límite. May no quiere la participación en los comicios, pero se ha comprometido a hacerlo si no le queda más remedio. Lo que la UE plantea aquí es una cláusula preventiva por si el caos político de Londres la acaba engullendo.

A partir de ahí, el texto incide en que el Acuerdo de Retirada de 585 páginas no se va a reabrir y que «cualquier compromiso, declaración u otro acto unilateral debe ser compatible con la letra y el espíritu» del pacto; que la extensión no puede ser utilizada por el Reino Unido para iniciar negociaciones sobre su relación futura, aunque sí está dispuesta a reconsiderar el contenido de la declaración política; y que durante la extensión el Reino Unido seguirá siendo un Estado miembro con «todos los derechos y obligaciones» de acuerdo con el Artículo 50 (el que regula este proceso) y que tendría incluso derecho a revocarlo «en cualquier momento».

Y el temor de fondo, el miedo a que la acción política de la UE sea dinamitada por un socio que tiene ya un pie fuera, se expresa apelando también a la promesa de May en su carta del pasado viernes de «cooperación leal y constructiva». Se fija una obligación: Reino Unido «facilitará el cumplimiento de las tareas de la UE y se abstendrá de cualquier medida que pueda poner en peligro el logro de los objetivos de la Unión». Además los Veintisiete y la CE seguirán reuniéndose por separado (sin los británicos) »para discutir los asuntos relacionados« con el divorcio.

En las equis del texto se cuela la propuesta de Tusk. Que convenza a los líderes es otra cuestión. Pero, al menos, lo argumenta y defiende, entre otras cosas, que su fórmula a un año y flexible daría mayor seguridad y previsibilidad al eliminar la amenaza de una sucesión de plazos límite.