Las negociaciones entre May y Corbyn destapan las grietas entre los laboristas

Íñigo Gurruchaga LONDRES / COLPISA, EFE

INTERNACIONAL

Los laboristas Keir Starmer y Rebecca Long-Bailey, a su llegada a la reunión del Consejo de Ministros
Los laboristas Keir Starmer y Rebecca Long-Bailey, a su llegada a la reunión del Consejo de Ministros FACUNDO ARRIZABALAGA | EFE

El Gobierno combate en los Lores la iniciativa para una prórroga larga del «brexit»

05 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno británico confía en que las negociaciones con la oposición laborista le permitan ofrecer la causa que justifique una solicitud de aplazamiento del brexit, previsto para el viernes 12, mientras combate en la Cámara de los Lores un proyecto de ley que le obligaría a pedir la prórroga. Las negociaciones entre Theresa May y Jeremy Corbyn han dejado al descubierto que la salida de la Unión Europea no solo divide a los conservadores sino también a los laboristas. 

La confirmación de que un nuevo plebiscito a cambio de respaldar su acuerdo del brexit en el Parlamento está sobre la mesa de negociaciones encendió los ánimos del sector euroescéptico, representado por un grupo de diputados elegidos por circunscripciones en las que la mayoría de la población respaldó en el 2016 la ruptura con la UE. Un segundo referendo «dañaría la confianza de muchos votantes laboristas tradicionales y reduciría nuestras posibilidades de ganar unas elecciones generales», advierten en una carta a Jeremy Corbyn, veinticinco parlamentarios laboristas. 

Nueva reunión hoy

Theresa May invitó el martes a Corbyn a un diálogo sobre un plan conjunto para el brexit y la segunda reunión se celebró ayer, sin los líderes y con la discreción de la primera. Después de cuatro horas de encuentro, según los portavoces del Gobierno, ministros y responsables de carteras en la oposición acordaron retomar hoy el diálogo. 

La premier añadió a su invitación a Corbyn que, si esta negociación no concluye con acuerdo, convocará votaciones indicativas para identificar las alternativas más populares en el Parlamento, que su Gobierno acataría. Pero ningún trámite para iniciar ese proceso se incluye en la agenda parlamentaria del lunes. 

Cuando la aparente falta de urgencia ya desconcertaba a los comentaristas, chorros de aguas residuales cayeron sobre los asientos de la galería de la prensa, en la parte superior de la Cámara de los Comunes. El presidente decidió después al abandono de los escaños y dio un extenso fin de semana a los diputados.

La baronesa Noakes decía en la Cámara de los Lores casi al mismo tiempo que «no estamos en guerra, ni hay asuntos de seguridad nacional». No justificaba el relajo de los Comunes cuando se cumplen las condiciones para que el Reino Unido se marche sin acuerdo el día 12, sino que animaba a los Lores a tomarse con calma el proyecto de ley que obligaría a May a evitar el brexit abrupto pidiendo el aplazamiento. 

El texto es breve y fue criticado por juristas por sus obvias deficiencias. Los Comunes lo tramitó en un día y lo aprobó la noche del miércoles por un voto, 313-312, pero es posible que no culmine su tramitación a tiempo para la cumbre europea del día 10, porque los lores conservadores quieren paralizarlo, siguiendo las instrucciones de los responsables de disciplina del grupo. 

Sin miedo al «no deal»

Una profesional destacada de la contabilidad, como Noakes, ministros de la era thatcherista, como Lawson, se extendían en impedimentos constitucionales para la prisa, que puede ser «una bola de nieve hacia la tiranía», según el vizconde Ridley.

El escocés Forsyth de ninguna manera quería aplazar su debate sobre impuestos. Recurrían al filibusterismo, la obstrucción parlamentaria mediante largos discursos y múltiples enmiendas. Los debates de los últimos días atrajeron a tres y cuatro millones de espectadores, pero el edificio es viejo y con goteras y a los brexiters no les asusta el no deal.