La Unión Europea comienza a digerir un «no acuerdo»

Salvador Arroyo BRUSELAS / COLPISA

INTERNACIONAL

El negociador de la UE para el «brexit», Michel Barnier
El negociador de la UE para el «brexit», Michel Barnier FRANCOIS LENOIR | Reuters

Michel Barnier cree que «prolongar la incertidumbre» sin nada concreto sería contraproducente

03 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los tres grandes noes del Parlamento británico al Acuerdo de Retirada y los 12 que se han encadenado la última semana a otras tantas propuestas alternativas han intensificado en Bruselas la sensación de que «el no acuerdo ya es más que probable» o como lo plantea Guy Verhofstadt, coordinador del brexit en la Eurocámara, «inevitable». Esta desazón que el belga expresó a última hora de la noche del lunes, apenas unos minutos después de que Westmister tumbase las últimas cuatro opciones, es sintomática de que la luz roja no dejará de emitir destellos de alerta máxima hasta, al menos, la cumbre de emergencia de los jefes de Estado y de Gobierno programada para el próximo miércoles 10.

La dialéctica se ha vuelto estos días algo más pesarosa en la UE ante la falta de soluciones concretas de Londres. Lo peor, ni se vislumbran. El viceprimer ministro irlandés, Simon Coveney, afirmaba ayer que una salida de Reino Unido sin acuerdo se está convirtiendo «con el paso de los días» en «una posibilidad muy real». Una frase que destila resignación. Pero también hay enfado, como el de Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, desde Roma: «La paciencia está ya al límite».

Estas y otras declaraciones se acompañan de la misma firmeza en los mensajes de fondo. Por ejemplo: la solicitud de una mayor prórroga que Theresa May anunció por la tarde deberá ser muy razonada y llegar con garantías de que superará un envite en Westminster, porque «ni es segura ni automática», incidieron el presidentes francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, tras reunirse en París. Varadkar se entrevistará mañana con Angela Merkel, que ha decidido implicarse más directamente en el proceso ante el alto riesgo de un mal divorcio.

Siguiendo con la hipótesis que lo evitaría, la de la extensión larga, desde las capitales se subraya que los británicos estarán obligados a participar en las elecciones europeas, y de no hacerlo, si lograran de Bruselas nuevas conversaciones, el backstop siempre será innegociable (lo que obligaría a seguir en la unión aduanera a todo el país), lo mismo que son innegociables sus compromisos presupuestarios -esos 39.000 millones de libras (45.708 millones de euros) que tiene pendientes hasta el 2020- o el carácter indivisible de las cuarto libertades de movimiento fundamentales -ciudadanos, mercancías, servicios y capitales-.

Tusk, conciliador

A todo ello se refirió ayer Michel Barnier, negociador principal del brexit, que también alertó de los riesgos de esperar un desenlace más allá del día 12, el que marca el fin del brexit. Traducido: «prolongar la incertidumbre» sin nada concreto sería contraproducente. Mucho más conciliador se expresó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que emplazó a «ser pacientes» aunque aún no se sepa «cuál va ser el resultado» del brexit.

El Ejecutivo comunitario ya ha comenzado a realizar movimientos de último recurso. Hoy, mañana y el viernes reforzará hacia el exterior la idea de que poco o nada se puede hacer ya por el acuerdo con comparecencias de los comisarios y encuentros técnicos con los periodistas.