Maduro mueve ficha por los apagones y reemplaza al ministro de Energía Eléctrica de Venezuela

pedro garcía otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Una mujer cargando con su bebé se dispone a hacer cola para aprovisionarse de agua en Caracas
Una mujer cargando con su bebé se dispone a hacer cola para aprovisionarse de agua en Caracas CARLOS GARCIA RAWLINS | REUTERS

A los cortes en el suministro energético, se suman los cada vez más frecuentes en el abastecimiento de agua

02 abr 2019 . Actualizado a las 07:47 h.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha decidido reemplazar la cúpula del sector eléctrico para atender la «grave situación» de los apagones que el país arrastra hace semanas mientras el Tribunal Supremo declaró en desacato al líder opositor, Juan Guaidó, y pidió dejarlo sin inmunidad.

Maduro habló por segunda noche consecutiva en cadena de radio y televisión para hacer anuncios relacionados con la crisis eléctrica y en esta ocasión informó del relevo del general Luis Motta Domínguez como titular de la cartera y presidente de la estatal Corporación Eléctrica (Corpoelec) tras cuatro años en esos cargos. «Quiero agradecer al compañero (...) Motta Domínguez. Le han tocado cuatro años de guerra incesante al frente del ministerio eléctrico y de Corpoelec. Le he pedido que descanse un tiempo, le he pedido que se prepare para otras responsabilidades en el campo de la revolución», anunció.

El líder chavista nombró como nuevo ministro y jefe de la estatal a Igor Gavidia, un ingeniero eléctrico con 25 años de experiencia en la industria, aseguró. Se trata del primer ministro no militar que Maduro designa al frente de este ministerio en el que antes de Motta estuvo el exmilitar Jesse Chacón.

 En Maracaibo, capital del occidental estado Zulia, se celebraban ayer decenas de protestas contra el régimen de Nicolás Maduro, después de que en algunas zonas de esa ciudad, antaño la segunda más importante de Venezuela, lleven ya una semana completa sin servicio eléctrico, y en las menos afectadas, 60 horas desde la tarde del viernes.

En esa localidad, donde las temperaturas pueden alcanzar los 40 grados, Dalisberth Jiménez clamaba por ayuda desde un semáforo en el centro histórico. «La gente está muriendo, tenemos calor, no tenemos comida», protestaba con un grupo de sus vecinos.

En Caracas, en tanto, las incidencias más importantes lo fueron por los cortes de agua aunque la capital, abastecida de electricidad desde el domingo, tenía una actividad casi normal, aunque sin servicio de metro.

Y, si bien de Maracaibo no han trascendido cifras de víctimas por falta de electricidad, en Caracas, la ONG Médicos por la Salud dieron a conocer que dos pacientes hospitalarios habían fallecido a consecuencia de los cortes de energía para la respiración asistida que necesitaban. 

Cargas de paramilitares

En otras localidades importantes como Valencia, Maracay y Barquisimeto, las protestas y la represión de las mismas a manos de «colectivos» paramilitares al servicio de Maduro volvieron a ser la imagen del día. En casi todo el interior del país, el apagón que comenzó el lunes 25 de marzo continuaba este lunes, pese a los repetidos intentos por subsanar el suministro eléctrico.

A través de una comparecencia en la radio y la televisión en la noche del domingo (madrugada del lunes en España), Nicolás Maduro volvía a apelar a los «colectivos» para «mantener la paz» y amenazaba a las comunidades que no estuvieran «en paz» con no enviarles camiones cisternas para paliar una crisis, la del agua, que ya comienza a tener mayores dimensiones incluso que la eléctrica, aunque sea una crisis derivada de esta.

De hecho, a menos de tres manzanas del palacio de Miraflores, los «colectivos» dispersaron una protesta por falta del líquido en El Silencio, una de las zonas más populares de Caracas, así como en la próxima Catia, otrora bastión del chavismo.

Lo peor es que nada hace pensar en una solución a la situación, pues Maduro también anunció un «plan de administración de carga» (eufemismo para referirse a que habrá un racionamiento de energía) que comenzó a aplicarse el propio domingo, según indicó, y que se prolongará durante un mes, pero del que nada se sabe a mayores. El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, indicó, eso sí, que se mantenían suspendidas las actividades escolares (en marzo solo hubo dos días de clases) y que el horario laboral, público y privado, quede reducido hasta las dos de la tarde.

En Caracas, el parón en el metro, que moviliza a dos millones de personas al día, ralentizó la actividad. De cualquier manera, como señalaban comerciantes, la mala condición del servicio eléctrico y su incidencia en la falta de puntos electrónicos de pago complicaba aún más las ya escasas ventas.

En tanto, Juan Guaidó, presidente interino designado por la Asamblea Nacional, pedía a los ciudadanos mantenerse en las calles protestando, y lanzó una consigna que espera cargar de contenido en los próximos días: «No nos acostumbrarán».