Ambas partes solo han mantenido ocho reuniones desde que las negociaciones se reanudaron el pasado 27 de febrero
12 mar 2019 . Actualizado a las 15:46 h.El diálogo nacional entre el Gobierno nicaragüense y la oposición se suspendió de nuevo este lunes. Ambas partes se han reunido en tan solo ocho ocasiones, desde la reanudación de las negociaciones, el pasado 27 de febrero.
La opositora Alianza Cívica ha pedido al presidente y exguerrillero, Daniel Ortega, que «brinde al país muestras contundentes para encontrar soluciones» a una crisis que inició en abril del 2018, cuando se desataron fuertes protestas antigubernamentales, que dejaron al menos 325 muertos, según la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH).
Los opositores se niegan a volver a sentarse a la mesa hasta que el dirigente no libere a los presos que consideran políticos.
La Justicia nicaragüense, que la oposición considera controlada por Ortega, otorgó la libertad condicional o la «casa por cárcel» a unos 112 reos al inicio de las más recientes conversaciones, hace dos semanas.
Pero quienes se oponen a Ortega piden la libertad de todos los presos detenidos en el contexto de la crisis política, que contabilizan en 770 personas.
Reclaman, además, el cese de «la represión y los secuestros», «plena observancia y respeto de estándares internacionales para el tratamiento de los presos políticos», que incluyan la prohibición de la tortura, y el «cese del hostigamiento a los familiares de los detenidos».
La suspensión de los diálogos se produce después de que la Conferencia Episcopal del país centroamericano se negase a ser testigo de la mesa de negociaciones. Los sacerdotes hicieron pública su decisión el pasado viernes.
Ortega hizo pública su hoja de ruta apenas unas horas después del comunicado de la Iglesia.
El presidente nicaragüense ofrece reformar el sistema electoral para celebrar unas elecciones «justas y transparentes» en el 2021. Propone que esos cambios al sistema electoral sean elaborados siguiendo recomendaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Uno de los puntos más relevantes de la agenda negociadora de la oposición es un adelanto electoral. Ortega, a quien sus detractores consideran presionado por la situación de su aliado, Venezuela, y la crisis económica nicaragüense, no parece dispuesto a dar ese paso, aunque algunos analistas han visto como positiva su decisión de contar con la OEA.
El presidente nicaragüense también ha ofrecido revisar los expedientes de los detenidos en el contexto de las protestas que aún continúan en las cárceles.
Eso, con el objetivo de “hacer un llamado a la comunidad internacional a suspender toda sanción contra el pueblo nicaragüense, para facilitar el derecho al desarrollo humano, económico y social”.
La llegada a Nicaragua de una misión de la OEA, invitada por Ortega, podría desbloquear la situación.