Cox, la batuta de la última fase de las negociaciones con la UE

RITA a. tUDELA LONDRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

10 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida del fiscal general británico, Geoffrey Cox, ha dado en pocos meses un giro de 180 grados, pasando de ser una cara poco conocida en la política británica a pronunciar un rompedor discurso en el congreso del Partido Conservador en octubre y ser la persona del que todo el mundo habla desde que Theresa May le dio la batuta de la última fase de las conversaciones con la Unión Europea con la esperanza de que encontrar una salida al bloqueo del brexit.

 Cox se convirtió en fiscal general en julio, pero hasta entonces se había hecho famoso por su fortuna patrimonial y ser consejero de la reina, un estatus honorífico dado por Isabel II a un grupo reducido de abogados por sus méritos. Cox, de 58 años, casado y con tres hijos, es uno de los diputados más ricos con unos ingresos anuales de 820.000 libras. Tuvo que pedir disculpas por haberse olvidado declarar unas 325.000 libras en ganancias externas en el 2015 y los Comunes rechazaron su solicitud de gastos, que incluía una pinta de leche de 49 peniques.

Después de su primera estrepitosa derrota en el Parlamento, May apostó por tirar de la reputación de Cox como asesor independiente sobre contenciosos, que a menudo dependen del derecho internacional, adquirida durante sus 36 años de abogado. Fue así como Cox se trasladó al corazón de las negociaciones del brexit y de la política británica, bajo su máxima de que «en el mundo real, nada valioso se gana sin sacrificio ni compromiso». Partidario de la salida de la UE, Cox cree que respaldar la salvaguarda irlandesa sería como permanecer «en el primer círculo del infierno». Cuando regresa de Bruselas a los Comunes, lo hace con la cabeza alta. Sabe que los mejores abogados tienen que acostumbrarse a ganar y perder.afirma que sus propuestas son cuidadosas y coherentes y tacha a la UE de ser deliberadamente irrazonable.