Cohen pinta a Trump como un mafioso que deja el trabajo sucio a otros

Mercedes Gallego NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

JIM LO SCALZO | EFE

El exabogado asegura que el presidente sabía de los contactos con Wikileaks

28 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La audiencia más esperada en Washington ofreció ayer una mirada intimista al modus operandi de Donald Trump, deleitó a sus opositores y borró del mapa informativo la cumbre con Kim Jong-un, pero no reveló nada nuevo sobre la trama rusa. «Trump es un racista, un mentiroso y un tramposo», afirmó su exabogado Michael Cohen bajo juramento ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes. Un mafioso dispuesto a hacer «cualquier cosa para ganar», pero nada que le ligue directamente con los rusos para alzarse presidente.

Trump no tiene correos electrónicos, no manda mensajes de texto, ni da órdenes directas para no mancharse las manos, pero todo el mundo a su alrededor sabe lo que quiere y actúa con diligencia. En Trump Organization no se hacía nada sin su consentimiento, aunque había algunos personajes que operaban por su cuenta, como Roger Stone, que le mantenía informado por teléfono sobre sus progresos. Eso es lo que ocurrió el día que le llamó para decirle que había hablado con Julian Assange y sabía que en los próximos días Wikileaks iba a soltar «una cantidad masiva de e-mails que dañarían la campaña de Hillary Clinton». Pero de ahí a que coordinara su lanzamiento va un gran trecho.

«Rusia, si estás escuchando, espero que seas capaz de encontrar los 30.000 e-mails que faltan», deseó Trump en voz alta durante uno de sus mítines ocurrido en julio del 2016. A esas alturas los piratas informáticos del Kremlin ya habían intentado hackear 76 cuentas de la campaña de Clinton, pero los que Trump buscaba eran los que la exsecretaria de Estado borró del servidor que se había hecho instalar en su casa de Chappaqua. Una vez solicitados oficialmente al terminar su mandato entregó los que consideró de trabajo y borró unos 33.000 que, según ella, trataban de temas personales. Nadie ha podido demostrar lo contrario, pero los seguidores de Trump están convencidos de que esos correos borrados corroborarían su complicidad en turbios asuntos de Estado, como la muerte del embajador estadounidense en el consulado de Bengasi (Libia). Ni Rusia ni Wikileaks han podido encontrar esos correos.

Cohen ni siquiera pudo aportar información alguna sobre transacciones en dinero negro que Trump hubiera hecho con oligarcas rusos, como intentaron concluir los congresistas demócratas que le interrogaron durante cuatro horas. Lo más fascinante de su testimonio fue la mirada íntima que compartió sobre el hombre con el que ha trabajado durante diez años y al que considera cada día más peligroso, particularmente ahora que millones de seguidores han caído bajo su conjuro y están dispuestos a ejecutar sus deseos, como lo hizo él mismo.

Del más fiel aliado al soplón que le tacha de fraude

 

A los 40 años, cuando empezó a trabajar para Trump Organization, Cohen estaba fascinado con el magnate al que consideraba un hombre carismático símbolo del éxito. Con el tiempo dice haber descubierto que no es más que un fraude, alguien que inflaba los números para entrar en la lista Forbes de los más ricos del mundo y los minimizaba a la hora de evadir impuestos u obtener pólizas de seguro más económicas de los bancos.

Lo sabe bien porque él fue uno de sus matones. Le arreglaba los números, escribía las cartas para intimidar a sus acreedores, amenazaba a los periodistas, pagaba el silencio de sus amantes (lo que más lamenta, por respeto a Melania, «una buena persona que no se merece eso»). Ahora que la Justicia le ha dado caza y espera sentencia advierte de que «quienes sigan a Trump ciegamente sufrirán las mismas consecuencias» que él.

Los congresistas republicanos dedicaron todo su tiempo a exponerle como un mentiroso, convicto de perjurio, entre otros cargos, al que no hay que darle crédito. Anticipándose a ello Cohen llevó consigo todos los documentos que ha podido encontrar para demostrar sus acusaciones, pero si algo le dio crédito fue su defensa del hombre al que acusa de ser un fraude cuando se le preguntó por la cinta grabada en la cámara de seguridad de un ascensor en el que presuntamente Trump le pega a su esposa. «No creo que exista», aseguró. «Si algo puedo decir de míster Trump es que nunca, jamás, haría una cosa así, no le creo capaz», le defendió. Eso no ha sido obstáculo para que implicará a su exjefe en la compra por 130.000 dólares del silencio de la actriz porno Stormy Daniels para que no desvelara su relación.

Los demócratas logran que la Cámara Baja vote en contra de la emergencia nacional

Los demócratas lograron la noche del martes una victoria legislativa frente a Donald Trump tras la aprobación en la Cámara de Representantes de una resolución contra la declaración de emergencia nacional con el fin de financiar un muro en la frontera con México para evitar la inmigración clandestina. Tras la aprobación en la Cámara por 245 votos -13 de ellos republicanos- frente a 183, le corresponde al Senado pronunciarse en los próximos días.

Pese a que los republicanos cuentan con mayoría en la Cámara Alta, la iniciativa tiene posibilidades de ser aprobada, en la medida que varios senadores conservadores han expresado su molestia por el uso dado por el Gobierno esta medida de excepción.

Veto presidencial

Pero aunque esta iniciativa logre un apoyo en las dos cámaras, en última instancia, chocará con el veto presidencial. «El Gobierno se opone firmemente» a este texto, dijo la Casa Blanca en un comunicado, y agregó que si es aprobado, los asesores de Trump «le recomendarían que lo vete».

En ese caso, la oposición tendría pocas posibilidades de levantar el veto, pues para ello necesitaría una mayoría de dos tercios en el Congreso. De todas formas, este escenario representaría un duro golpe para el presidente republicano, ya que lo conminaría a utilizar su primer veto para forzar la aprobación de una de sus decisiones más controvertidas.

El muro fue una de las grandes promesas de campaña de Trump y por ello el 15 de febrero decidió pasar por encima del Congreso y declarar la emergencia nacional para acceder a fondos federales.