Piedras y bombas lacrimógenas

H. Estepa CÚCUTA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

24 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Apenas había salido el sol en la calurosa Cúcuta y centenares de personas ya se agolpaban en los puentes fronterizos con Venezuela. Su único objetivo: que los suministros enviados a Colombia por los países que apoyan a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela cruzasen la línea fronteriza. «Están ustedes haciendo historia. Hoy entra la ayuda humanitaria a Venezuela. Este es un antes y un después en la historia de nuestro país», decía, megáfono en mano, uno de los voluntarios que administraba la llegada de suministros al puente Simón Bolívar, mientras los allí congregados cantaban consignas contra el Gobierno de Nicolás Maduro y cantaban el himno nacional venezolano.

Después, alrededor de las 11 de la mañana, la multitud, ya formada por unos pocos miles, avanzó por el puente hasta la misma línea fronteriza. «Pónganse del lado correcto de la historia. ¡La gente va a pasar!», gritó José Manuel Olivared, diputado de la Asamblea Nacional Venezolana, a un grupo de unos 30 policías que en ese momento custodiaban el lado venezolano de la frontera.

A sus espaldas, decenas de seguidores de Maduro se apostaban junto a un camión cisterna, pasando canción revolucionaria por unos grandes altavoces, y portando banderas del Ché Guevara. Poco duró la avanzadilla. Alguien intentó abrirse pasó entre los policías en una esquina del puente. De repente, humo, mucho humo. Bombas lacrimógenas. Decenas de personas corriendo. Un señor con cuatro orificios de perdigones en la pierna. Otra señora desmayada.

Poco tardó el lado opositor, concentrado en la parte colombiana del puente, en responder. Lluvia de piedras. Las vallas fronterizas de parapeto. De cuando en cuando, un tumulto. Decenas de personas corriendo a la vez, celebrando. En el centro de la multitud, una persona, un policía nacional, que ha desertado. Ese episodio se repitió varias veces en todos los puentes en la jornada del sábado.

«Tenemos que salir a las calles a protestar pacíficamente sin uniformes para ayudar al pueblo. Ya basta de tanta tiranía», decía con un grito desgarrado a La Voz de Galicia un teniente de la Policía venezolana de paisano, que estaba protestando de lado colombiano y había sido herido en la sien por una piedra, que también fueron lanzadas de lado venezolano.