Los chalecos amarillos exigen el fin de la ley antialborotadores

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Antidisturbios detienen a un manifestante en el centro de París
ZAKARIA ABDELKAFI | AFP

Un manifestante pierde una mano por un granada de dispersión

10 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los chalecos amarillos volvieron a manifestarse este sábado en las calles de Francia, casi tres meses después del inicio de las protestas, en una jornada con una participación cada vez menor, pero marcada por incidentes en París, donde un manifestante perdió una mano. Algo más de 50.000 chalecos amarillos se manifestaban en toda Francia, 4.000 de ellos en París, contra 13.000 de la semana pasada, según el Ministerio del Interior. Varios cajeros automáticos fueron destruidos y una decena de automóviles resultados incendiados en el centro de París.

Desde hace semanas, los manifestantes han criticado la peligrosidad del arsenal usado por los antidisturbios, en especial las granadas de dispersión y las balas de defensa. La primera es la que habría arrancando de cuajo la mano de un fotógrafo de los chalecos amarillos que estaba tomando fotos frente a la Asamblea Nacional. «Recibió una granada de dispersión en la pantorrilla, quiso darle un golpe con la mano para que no explotara en su pierna pero cuando la tocó estalló», explicó un testigo a la AFP.

Los manifestantes llevaban carteles a favor del frexit (la salida de Francia de la UE) y otros reclamaban la dimisión de Macron. Para muchos, la principal denuncia este sábado era contra la respuesta policial a las manifestaciones. La conocida como ley antialborotadores, aprobada esta semana en primera lectura en la Asamblea Nacional con la voluntad de reducir los disturbios en las protestas. 

Los parlamentarios se han convertido también en objeto de la ira de la calle, entre ellos el propio presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, cuya casa en Bretaña sufrió un intento de incendio. La acción suscitó este sábado una oleada de indignación en toda la clase política. Emmanuel Macron (próximo a Ferrand), apuntó que «nada legitima la violencia o la intimidación sobre una persona electa en la república». El ministro del Interior, Christophe Castaner, dijo que esas amenazas a los legisladores son «una amenaza a la democracia misma». Entre 50 y 60 legisladores del partido de Macron han sido víctimas de amenazas o agresiones.