Bruselas negociará con May cambios en la declaración política del «brexit»

Cristna Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

May y Juncker se reunieron este jueves en Bruselas a petición de la primera ministra británica para intentar renegociar el acuerdo de salida
May y Juncker se reunieron este jueves en Bruselas a petición de la primera ministra británica para intentar renegociar el acuerdo de salida YVES HERMAN

La UE mantiene cerrada la puerta a remodelar la solución para la frontera irlandesa

08 feb 2019 . Actualizado a las 07:58 h.

«Los Veintisiete no reabrirán el acuerdo de salida», zanjó este jueves el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras reunirse con la primera ministra británica, Theresa May. El luxemburgués no quiso dejar espacio a dobles interpretaciones o juegos políticos en Londres. Bruselas se niega a tocar el texto legal del acuerdo del brexit, a pesar de las súplicas de la premier, quien aterrizó en la capital comunitaria con la esperanza de forzar cambios legalmente vinculantes en torno al capítulo que se refiere a la «red de seguridad» para la frontera irlandesa. Dicha salvaguarda mantendría al Reino Unido vinculado sine die al mercado interior y la unión aduanera a falta de un plan alternativo que evite una frontera dura en Irlanda del Norte. Algo «inaceptable» para la mayoría de diputados de la Cámara de los Comunes, quienes le exigieron a la tory que vuelva con un parche legal si quiere sacar adelante el brexit.

Tusk, se mantuvo en su línea dura al asegurar que «aún no hay avances a la vista» May abandonó el edificio del Berlaymont segura de que el asunto volverá a la mesa de discusión. No sería descabellado. Londres no ha logrado reabrir el acuerdo del brexit, pero sí ha conseguido retomar las negociaciones, en punto muerto desde el mes de diciembre. Al menos en lo que atañe a la declaración política sobre la relación futura, ese texto anexo al del brexit plagado de grandilocuentes manifestaciones de buena voluntad política. Juncker se ha ofrecido a revisar de forma conjunta los términos para lograr una mayor ambición y rapidez en la tediosa labor de tejer los futuros lazos comerciales. Esta puerta abierta a la reformulación del texto desembocará en una nueva negociación, terreno abonado para que Londres intente redirigir la mirada hacia el texto legal y su controvertida «salvaguarda irlandesa». Las conversaciones de los equipos negociadores culminarán con otra cita entre la británica y el luxemburgués a finales del mes de febrero.

Manos semivacías

Theresa May vuelve a Downing Street con las manos semivacías. La UE no abrirá la caja de truenos, por el momento. Quiere mantener alejado el fantasma de un estallido violento en el Úlster. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se mantuvo en su línea dura al asegurar tras su encuentro con May que «aún no hay avances a la vista». May hizo oídos sordos: «Nuestra posición es clara. Necesitamos garantizar cambios legalmente vinculantes en torno a la salvaguarda (…) Así lograremos una mayoría estable en el Parlamento», insistió tras reprochar la actitud del polaco, quien un día antes evocó el «lugar especial reservado en el infierno» para quienes promovieron el brexit. «Ese lenguaje no es útil y propaga el desánimo», le recriminó la dirigente británica.

Londres intentara redirigir la mirada hacia el texto legal y la «salvaguarda irlandesa» Pero la UE se resiste a acceder a los caprichos de Westminster. Nada ni nadie puede garantizar a los Veintisiete que cediendo a las demandas de May vayan a obtener la luz verde de la Cámara al acuerdo del brexit. Las cancillerías temen que Londres tense la cuerda y vuelva de nuevo a Bruselas a por más concesiones. Berlín confía en encontrar una solución. «Esto es muy importante, Irlanda del Norte e Irlanda: hay que alcanzar una posición clara a la hora de negociar con los británicos», deslizó este jueves la canciller alemana, Angela Merkel, antes de instar a blindar la salida ordenada en interés de todos. Principalmente de los británicos, a quienes el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, advirtió de que la economía británica «no está preparada» para un brexit duro.

Las demandas sociales de Corbyn, un brindis al sol

La Comisión Europea manifestó este jueves su respaldo a las propuestas sociales extendidas por el líder laborista, Jeremy Corbyn, a Theresa May. A través de una carta enviada a la primera ministra británica, poco antes de su viaje a Bruselas, el jefe de filas de la oposición supeditó el apoyo de sus 262 diputados al acuerdo de salida de la Unión al cumplimiento de cinco condiciones ineludibles: garantizar de la permanencia en la unión aduanera, que incluya que el Reino Unido tenga voz en futuros acuerdos comerciales de la UE; el alineamiento con los derechos laborales europeos, asegurar la participación británica en las agencias de la Unión y sellar acuerdos en materia de seguridad sin ambigüedades. En la misiva, Corbyn no menciona la posibilidad de celebrar un segundo referendo, como piden una gran parte del Partido Laborista.

Una quimera para quienes saben de buena mano lo que se cuece en las negociaciones entre Londres y Bruselas. Ni los socios de May ni el propio Partido Conservador aceptaría una hoja de ruta tan estrechamente vinculada a la UE. Por eso la comisaria europea de Empleo, Marianne Thyssen, dio la bienvenida a las propuestas de Corbyn, pero puso en duda su recorrido: «Si tendrán una influencia en el brexit y en qué tipo de brexit, eso es algo que habrá que discutir más tarde y, como es habitual, dentro de todo el paquete», deslizó la política belga.

En este sentido, la carta de Corbyn se percibe en Bruselas como un brindis al sol: «Siempre me alegro de ver que hay países o Estados miembro que están por la labor de respetar los estándares sociales y quieren organizar unas relaciones laborales, industriales y la seguridad social de manera que la gente pueda tener una vida digna», sostuvo la comisaria poniendo en valor la buena voluntad del laborista, pero cuestionando que la carta vaya si quiera a mover las líneas rojas de May en las negociaciones.