La UE recibe con escepticismo la nueva propuesta de May

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Borrell advirtió a los ingleses que no pueden hacer como los catalanes, proclamar el  brexit  y después dejarlo en suspenso
Borrell advirtió a los ingleses que no pueden hacer como los catalanes, proclamar el brexit y después dejarlo en suspenso JOHN THYS / AFP

Josep Borrell: «Lo que no puede pedir el Reino Unido es que los europeos les resolvamos sus problemas internos»

21 ene 2019 . Actualizado a las 22:13 h.

«Sabemos lo que no quieren, ahora deben aclarar qué quieren», insistía la mañana del lunes el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, con visible hastío. No es el único que a su llegada a una reunión en Bruselas se mostró decepcionado por la anarquía en la que viven inmersos los británicos a 67 días de sellar el brexit. «Lo que no puede pedir el Reino Unido es que los europeos les resolvamos sus problemas internos, hay un problema dentro del Partido Conservador», señaló el ministro español Josep Borrell.

La UE esperaba con escepticismo la nueva hoja de ruta. Y tenía razón. El mensaje de hace unos días de la portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, de que le toca hablar a Londres hable y no a Bruselas, siguió ayer vigente, después de la comparecencia de May en el Parlamento para anunciar «más de lo mismo» vestido como plan B.

¿Hay margen de maniobra? Es muy escaso. «No creo que pueda convencer presentando lo mismo con ligeros retoques. El rechazo ha sido demasiado grande», deslizó Borrell horas antes de conocer el contenido de la propuesta que, efectivamente insta a la UE a reabrir la negociación sobre la frontera Irlandesa a pesar del mensaje claro de Bruselas: matizaremos lo que haga falta, pero no se pondrá en cuestión lo pactado.

Las cancillerías europeas se niegan a ceder sin compromisos concretos sobre la mesa. «Es necesario tener garantías de que tiene detrás apoyo político suficiente para que lo que se negocie no se rechace en el último momento», insistió el español. Una demanda que Bruselas siempre ha puesto sobre la mesa. No habrá movimientos de ningún tipo si no se puede vislumbrar un final exitoso para el acuerdo. El problema es que tampoco queda mucho tiempo por delante. Los británicos han perdido mucho tiempo en estos dos años de negociaciones corriendo en círculos e intentando, sin éxito, dividir a la UE. ¿Se puede evita el precipicio, el brexit duro? Berlín se aferra a esa posibilidad: «Confío en la señora May. No sé si es demasiado tarde», sostuvo Maas. El calendario aprieta y las cancillerías europeas sopesan aplazar el brexit si el Reino Unido lo pide, algo que la premier rechazó ayer. Ni prórrogas ni segundo referendo. Pero en la UE no existe consenso en torno a la duración del tiempo muerto si la británica acaba claudicando. «Hay quien dice que lo que hay que hacer es darles un plazo muy largo, de cinco años, para que no se hable del tema y dedicarnos a otras cosas», admitió Borrell.

Acuerdo con España

La presentación del plan B de May coincide con la firma de un acuerdo bilateral entre británicos y españoles para garantizar el derecho a voto de los ciudadanos en las elecciones locales: «Tendrán los mismos derechos ahora pase lo que pase, de residencia, de asistencia y de participación política», garantizó el ministro.