Ladrones de petróleo, un mal que cuesta 2.600 millones

H. E. BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

19 ene 2019 . Actualizado a las 21:00 h.

La tragedia de Hidalgo se produce cuando México vive una crisis de desabastecimiento de combustible desatada tras la decisión gubernamental de cerrar las válvulas de al menos cuatro de los trece oleoductos de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) para evitar el robo de hidrocarburos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha priorizado en sus primeras semanas de gobierno la lucha contra las bandas de huachicoleros, como se conoce en México a los ladrones de petróleo, en ocasiones comunidades enteras, que ocasionan unas pérdidas anuales superiores a los 2.600 millones de euros a la empresa estatal, perforando las tuberías que transportan el combustible.

El huachicol es una figura que existe desde hace años en el país norteamericano, pero en el 2017 su actividad aumentó, y también su beligerancia. Llegaron a protagonizar enfrentamientos armados mortales con las autoridades.

La estrategia de López Obrador, basada en el transporte del combustible por carretera, a través de camiones cisterna protegidos por más de 4.000 marines y soldados, ha logrado que se reduzca el robo de gasolina de 126.000 barriles diarios a tan solo 3.000, pero, en cambio, ha generado un déficit de 93.000 barriles al día, provocando un profundo desabastecimiento en al menos siete Estados, donde centenares de personas esperan en las gasolineras, incluso toda la noche, hasta que llega el preciado combustible.

El presidente mexicano ha reconocido las molestias, pero cree que son necesarias. «Vamos a continuar con la misma política y yo creo en el pueblo, creo en la gente y sé que con estas lecciones dolorosas, lamentables, la gente también va a alejarse de estas prácticas», dijo ayer.

La cruzada contra los ladrones ha vuelto a poner de relieve la corrupción imperante en las instituciones mexicanas. Los ojos de los investigadores se centran en funcionarios corruptos de Pemex. El Gobierno investiga a quince empleados de la empresa estatal y ha cerrado sus cuentas bancarias tras haber detectado el blanqueo de más de 460 millones de euros provenientes del robo de combustible.

Empresarios de gasolineras han admitido, de manera anónima, que quienes les ofrecían la gasolina robada eran los propios trabajadores de Pemex. En la trama corrupta habría también comerciantes, militares y policías.

No ayuda a mejorar la situación el estado financiero de la petrolera estatal, cuya producción está en declive. El pasado año perdió 1.123 millones de euros.