Estados Unidos y Turquía negocian el futuro de los kurdos de Siria

Mikel Ayestaran JERUSALÉN / COLPISA

INTERNACIONAL

Soldados sirios pasan por Manbij, antigua base de las tropas de EE.UU.
Soldados sirios pasan por Manbij, antigua base de las tropas de EE.UU. GEORGE OURFALIAN | AFP

Trump amenazó a Ankara con «devastar» la economía turca si ataca a los milicianos

15 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La retirada de Estados Unidos de Siria ha tensado de nuevo la relación entre Recep Tayyip Erdogan y Donald Trump y la lira turca fue la primera víctima, con un descenso de un 1 % respecto al dólar, lo que hizo recordar el hundimiento de la moneda turca el verano pasado cuando ambos líderes también se enfrentaron por el encarcelamiento de un pastor estadounidense. Trump amenazó en Twitter a Turquía con «devastar» su economía si «atacan a los kurdos», grandes aliados en la lucha contra el Estado Islámico (EI), y planteó la creación de una «zona segura» de 30 kilómetros entre turcos y kurdos para evitar choques. El magnate metido a político no dio detalles de la ubicación o los plazos para establecer esta línea, ni tampoco sobre quién se encargará de supervisarla. Ambos dirigentes hablaron por teléfono al final de la tarde para intentar acercar posturas y perfilar los detalles de esta «zona tapón».

Las autoridades de Ankara consideran terroristas a los milicianos kurdos de las YPG, y el ministro de Exteriores, Mevlüt Cavusoglu, aseguró que «no nos intimidará ninguna amenaza. Las amenazas económicas no conducen a nada». Recordó a Trump que los dos países son aliados en la OTAN y le envió un mensaje directo para aclararle que «los socios estratégicos no hablan a través de Twitter», el medio al que recurre cada día el inquilino de la Casa Blanca para hacer públicas decisiones tan importantes como la de la retirada de sus 2.000 soldados de Siria.

 Zona tapón

EE.UU. se va y por eso los kurdos intensifican sus contactos con el Gobierno de Damasco, única alternativa para intentar frenar la operación militar de Erdogan. El secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que continúan las conversaciones con todas las partes interesadas para crear la «zona de seguridad» o «zona tapón» anunciada por Trump, pero tampoco aportó detalles sobre un tema tan sensible. «Queremos asegurarnos de que aquellos que lucharon junto a nosotros para destruir al califato y al EI se beneficien de la seguridad y que los terroristas que operan desde Siria no logren atacar a Turquía», señaló Pompeo, pero sus palabras no tranquilizan a unos turcos que ya han lanzado dos operaciones militares para alejar a los kurdos de su frontera y que preparan una tercera.

Esta frontera con Turquía es la única que permanece fuera del control de Damasco y durante los primeros años de guerra fue una especie de autopista para combatientes llegados de todo el mundo que querían unirse a la yihad contra el presidente Bachar al Asad. El gran problema para Erdogan ha sido el fortalecimiento de unos kurdos que, como ocurrió en Irak, se han convertido en el gran aliado de Washington.

«Nunca he trabajado para Rusia», afirma el magnate

 Adriana Rey

La injerencia rusa vuelve a poner contra las cuerdas al presidente de EE.UU. «Nunca he trabajado para Rusia», intentó zanjar Donald Trump desde el jardín sur de la Casa Blanca. «Todo es un gran fraude», añadió en referencia a la información revelada por The New York Times de que el FBI inició una investigación para determinar si el mandatario trabajaba «en secreto» para el Kremlin tras el despido de James Comey como director de esa agencia de inteligencia. Con su habitual desdén hacia la prensa, el presidente se refirió a los exfuncionarios del FBI como «sinvergüenzas conocidos» y «policías corruptos».

 La investigación confirmó además que durante una reunión bilateral en Hamburgoentre Trump y Vladimir Putin, el estadounidense confiscó los apuntes del traductor. Y no sería la primera vez que esto ocurría. Según varios medios, hizo lo mismo con las notas de la veterana traductora del Departamento de Estado Marina Gross, única testigo del encuentro a puerta cerrada entre ambos presidentes en Helsinki. Gross ha acaparado todo la atención de los demócratas de los comités de Exteriores e Inteligencia de la Cámara Baja, que buscan respuestas en el comportamiento de Trump con Putin. «Puede que no tenga precedentes citar a un traductor para revelar detalles de una reunión privada entre el presidente y otro líder mundial, pero las acciones de Trump no tienen precedentes y perjudican nuestra seguridad nacional», justificó el demócrata Bill Pascrell Jr.

Los letrados de ambos comités evalúan las opciones legales para citar de Gross y al intérprete de Hamburgo, ya que supondría una ruptura del protocolo y podría dificultar las cumbres bilaterales.