Los tsunamis se ceban con Indonesia

Zigor Aldama SHANGHÁI / COLPISA

INTERNACIONAL

La erupción del volcán Anak Krakatoa provocó un corrimiento de tierra submarino que se tradujo en devastadoras olas gigantes que dejaron más de 220 muertos

24 dic 2018 . Actualizado a las 08:48 h.

Dos vídeos reflejan a la perfección lo que sucedió en el este de la isla indonesia de Java. El primero se grabó hacia las seis de la tarde, aún con algo de luz en el cielo, y recoge la violenta erupción del volcán Anak Krakatoa escupiendo lava y ceniza al cielo. El segundo vídeo, tomado a las 21.30 horas, muestra el concierto que la banda Seventeen estaba ofreciendo en el complejo turístico playero de Tanjung Lesung. De repente, el escenario se viene abajo, una gran ola arrasa con todo. Lo último que se escucha son los gritos de quienes han sido arrastrados por el agua y tratan de sobrevivir.

Los expertos aseguran que, en el tiempo que pasó entre la grabación de ambos vídeos, se produjo un corrimiento de tierras submarino que provocó un tsunami cuya fuerza se vio acrecentada por el efecto que la luna llena tiene en las mareas. La imposibilidad de prever un fenómeno como este, la falta de boyas que permitan recoger en tiempo real los cambios en el nivel del mar y la cercanía de la isla volcánica a la costa de Java fueron los ingredientes que produjeron una tragedia que se ha cobrado ya 281 vidas -entre ellas, las de varios miembros de la banda de rock- y que ha dejado un millar de heridos. Este es, advirtieron las autoridades, un balance provisional que se quedará corto en los próximos días.

«Conseguí llegar con mi familia hasta un lugar elevado», contaba un turista afectado

Porque la ola gigante ha provocado grandes destrozos en zonas turísticas y ha arrasado la costa de algunas localidades de difícil acceso a las que anoche todavía no habían llegado los equipos de rescate, a pesar de su cercanía a la capital del país, Yakarta. Al menos hay 30 desaparecidos.

Más de 400 edificios y al menos nueve hoteles en primera línea de playa han quedado dañados y, según diferentes medios locales, en estos últimos ha habido víctimas mortales entre los huéspedes que se encontraban en las habitaciones de la planta baja, sobre todo las que ofrecen las mejores vistas al mar.

«La primera ola engulló la playa y paró a 15 o 20 metros tierra adentro. La siguiente ola llegó hasta el hotel en el que me encontraba y arrastró consigo coches de la carretera que pasa por detrás. Conseguí llegar con mi familia hasta un lugar más elevado a través de caminos en el bosque y poblados en los que la población local nos ha ofrecido ayuda», relataba un turista, Oystein Lund Andersen, en Facebook.

«Todavía estamos recopilando toda la información que nos llega», comentó el portavoz de la Agencia para la Prevención de Desastres, Sutopo Purwo Nugroho, que decidió disculparse en Twitter «por si ha podido haber algún error en la respuesta inicial». Afortunadamente, parece que la infraestructura sanitaria respondió positivamente. «La mayor parte de los heridos sufren fracturas de huesos», añadió el voluntario Abu Salim.

Preocupación por los niños

Diferentes oenegés advirtieron de que la falta de agua corriente es ahora la principal amenaza, por ser caldo de cultivo perfecto para la expansión de enfermedades. Y muchas de las localidades afectadas también han sufrido el corte de la electricidad, lo que complica las labores de rescate. «Estamos especialmente preocupados por la seguridad y el bienestar de los niños, que son muy vulnerables a los tsunamis y corren más riesgo de ser arrastrados», añadió Michel Rooijackers, portavoz del socio local de Save the Children.

La alarma no se activó por la falta de boyas, por lo que no se detectó la subida del mar La calamidad ha golpeado Indonesia cuando solo quedan dos días para que el sudeste asiático conmemore el 14.º aniversario de la peor catástrofe natural de su historia, el tsunami que dejó más de 220.000 muertos y arrasó por completo la costa del norte de Sumatra. Y es también el colofón de un año desastroso en el que los desastres naturales han dejado miles de muertos: en agosto dos terremotos sacudieron la isla de Lombok y en septiembre otro seísmo, seguido de un tsunami y de la licuefacción de una gran superficie de tierra, se cobró al menos 2.100 vidas en la isla de Sulawesi, donde las autoridades creen que muchos desaparecidos no serán encontrados jamás. Además, con la actividad del Anak Krakatoa hay riesgo de que el tsunami se repita a corto plazo.