El terrorista de Estrasburgo, un delicuente común radicalizado en prisión

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Chérif Chekatt, de 29 años y nacido en Francia, acabó radicalizándose tras pasar por prisión

12 dic 2018 . Actualizado a las 21:05 h.

Toda Francia busca de manera frenética a Chérif Chekatt, el presunto yihadista que durante la noche del martes segó la vida de tres personas y dejó tras de sí más de una decena de heridos. Con un arma automática y un cuchillo, este lobo solitario recorrió las céntricas calles de Estrasburgo al grito de «Alá es grande».

Nacido en Estrasburgo hace 29 años, las primeras pesquisas de los investigadores apuntan a que este terrorista proviene del mundo de la delincuencia común desde el que posteriormente acabó radicalizándose tras pasar por prisión. Chérif Chekatt era ya conocido entre las fuerzas de seguridad francesas. Había sido condenado en 27 ocasiones por robos y actos violentos y había pasado dos veces por la cárcel en Francia. También conocía las rejas de prisiones suizas y teutonas. Precisamente Alemania lo había expulsado en el 2017 a Francia. 

Sus vecinos del barrio de Neudorf, donde abundan las torres de viviendas de protección oficial, es descrito como una persona discreta; aunque algunos de ellos apuntan a que su carácter había cambiado en los últimos años. Esta transformación es atribuida por los investigadores precisamente a esa evolución hacia la radicalización, un cambio que habría comenzado tras su paso por la cárcel a finales del 2015. 

El número dos del Ministerio del Interior, Laurent Nuñez, ha explicado que a pesar de que a partir de ese año el nombre de Chérif Chekatt comenzó a aparecer en los ficheros de sospechosos por radicalización, en el que figuran más de 12.000 personas, esto no significa que planease cometer un ataque terrorista. 

Hasta el atentado de anoche, Chérif Chekatt aparecía en los ficheros policiales como un delincuente común autor de robos y actos violentos. Uno de ellos tuvo lugar el pasado mes de agosto e incluía un intento de homicidio, lo que llevó a la gendarmería a lanzar este martes por la mañana (antes del atentado) una operación en la que fueron detenidos tres allegados suyos, pero a la que él escapó por no encontrarse en su domicilio. En el registro del mismo aparecieron, según el fiscal antiterrorista, Rémi Heitz, una granada defensiva, un arma cargada, munición y cuatro cuchillos, dos de ellos de caza. 

En dos ocasiones pasó por prisión, siendo condenado en ambos casos a dos años, la última a finales del 2015. Según Nuñez, fue en ese momento cuando comenzó a mostrar una agresividad creciente y un proselitismo religioso que llevó a los servicios de espionaje a abrir una ficha S. Al parecer, desde prisión Chérif Chekatt comenzó a incitar a sus allegados a «practicar la religión de forma radical». Pero nunca se le pudo relacionar con hechos de carácter terrorista, al tiempo que, según los investigadores, nunca había tratado de viajar a Siria.

Vivía solo en el mismo barrio que sus padres, aunque en su caso en un edificio más modesto.