Macron aplaca la revuelta de los chalecos amarillos con 1.385 detenidos

FERNANDO ITURRIBARRÍA PARÍS / COLPISA

INTERNACIONAL

ZAKARIA ABDELKAFI | AFP

Los más de 90.000 agentes movilizados no pudieron evitar la batalla campal en París

09 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La rebelión ciudadana de los chalecos amarillos, expresión del malestar social de las clases medias y populares empobrecidas, volvió a incendiar ayer Francia y, en especial, París por cuarto sábado consecutivo con vigor aplacado gracias al dispositivo policial sin precedentes desplegado, que movilizó a cerca de 90.000 miembros. Aunque la participación bajó, según las autoridades, y los episodios violentos no fueron tan virulentos como siete días atrás, la capital del país registró de nuevo escenas de vandalismo y caos con barricadas de fuego, numerosos vehículos incendiados, comercios y bancos saqueados, ataques a edificios oficiales, mobiliario urbano destrozado y enfrentamientos con las fuerzas antidisturbios que emplearon gases lacrimógenos, cañones de agua a presión y disparos de pelotas de gomas así como tanquetas y unidades a caballo.

El balance facilitado a última hora de la tarde por el ministro del Interior, Christophe CastanIer, arrojó una cifra de 125.000 manifestantes, menos que los 136.000, 166.000 y 290.000 de las tres jornadas precedentes en confirmación de una movilización declinante. Se practicaron 1.385 arrestos, la inmensa mayoría (920) en París, donde se contabilizaron 10.000 manifestantes. Hubo 118 heridos, 17 de ellos en las filas de las fuerzas del orden.

En la capital francesa fueron atendidos 71 heridos, incluidos siete policías, en muchos casos por impactos de bolas de caucho disparadas a veces en tiro horizontal a corta distancia. Equipos de sanitarios voluntarios, vestidos de blanco y con una cruz distintiva pintada, se desplegaron por el casco urbano para atender las emergencias. Disponían de seis ambulancias en puntos fijos para evacuar los casos de mayor gravedad.

Con monumentos como la torre Eiffel, museos, grandes almacenes y comercios cerrados por precaución, la ciudad fue escenario de incidentes violentos en los Campos Elíseos, bulevares céntricos y zonas turísticas así como de cortes de tráfico esporádicos en la autovía de circunvalación. A las once y media de la mañana ya se habían practicado en París 492 arrestos, más que los 412 contabilizados durante toda la anterior jornada de lucha realizada el sábado 1 de diciembre.

Barricadas en llamas

Muchas de estas detenciones fueron efectuadas con carácter preventivo en estaciones de tren y peajes de las autopistas. Por ejemplo, en la estación ferroviaria de Lyon se interceptó a un grupo de militantes ultraderechistas cuando embarcaban en un tren de alta velocidad con destino a París en posesión de cables y porras extensibles.

Las fuerzas del orden emplearon por primera vez en París tanquetas para despejar las barricadas, a menudo en llamas, levantadas a través de las calles. También recurrieron a unidades montadas a caballo a las que los alborotadores sembraron la calzada con cristales rotos recuperados de contenedores de vidrio para entorpecer su avance.

La reivindicación de un referendo de iniciativa ciudadana «para devolver la palabra al pueblo» fue una novedad relevante. A menudo los participantes se pusieron de rodillas con las manos detrás de la cabeza, la postura en la que 151 adolescentes detenidos fueron filmados el jueves en Mantes-la-Jolie, en el extrarradio de París.

En ciudades como Nantes, Bastia, Toulouse, Lyon, Besançon, Saint-Etienne, Caen, Marsella y Burdeos, donde hubo un herido de gravedad, también se produjeron enfrentamientos con las unidades antidisturbios. En Grenoble hubo choques con manifestantes que protestaban por la detención de Julien Terrier, líder local de los chalecos amarillos. Cerca de Aviñón un automovilista forzó una barrera e hirió a uno de los integrantes del piquete que fue traslado a un hospital.

En las protestas se enarbolaron no pocas banderas francesas y se entonó con insistencia La marsellesa, el himno nacional. Tampoco faltó en ocasiones el Bella ciao, canto revolucionario popularizado por la serie televisiva española La casa de papel. El Gobierno destaca la pérdida de apoyo y cifra en 125.000 las personas que se manifestaron