España utilizará el aval político de la UE para renegociar el estatus de Gibraltar

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JON NAZCA | REUTERS

Algunas cancillerías manifestaron su enfado por la amenaza de bloqueo de Pedro Sánchez

25 nov 2018 . Actualizado a las 20:20 h.

«Con la salida del Reino Unido perdemos todos, pero en relación con Gibraltar, España gana y gana la UE», sostuvo el presidente español, Pedro Sánchez, tras poner su rúbrica al acuerdo del brexit.

El madrileño solo accedió a levantar su veto político a la cumbre el día anterior, cuando recibió «garantías» de que Gibraltar quedará excluido de las negociaciones futuras entre la UE y el Reino Unido, que no se podrá aplicar en el Peñón ningún acuerdo sin el previo visto bueno de España y que se respetará la integridad territorial del Estado.

A pesar de que el equipo diplomático español aspiraba a incluir sus demandas en el texto legal de retirada o la declaración política sobre las relaciones futuras, el Gobierno se mostró satisfecho con la firma de tres declaraciones políticas paralelas a las conclusiones del Consejo. «No es baladí (...) Por primera vez la UE asume la posición de España respecto al contencioso sobre Gibraltar. Es esencial porque pertrecha a España de instrumentos necesarios para abordar con suficientes garantías las negociaciones futuras (sobre el Peñón)», celebró.

Hablar de todo con el Reino Unido

Madrid considera que ese compromiso político, no legal, se mantendrá cuando la UE y el Reino Unido culminen su futuro acuerdo de relación. ¿Puede la UE sacrificar su posición sobre Gibraltar si se convierte en un obstáculo insalvable? Sí. Aunque Sánchez confía en no llegar hasta ese punto. El presidente español anunció ayer que utilizará este aval político de la UE para «hablar de todo con el Reino Unido». Eso incluiría la cosoberanía, como anticipó el sábado.

La primera ministra británica, Theresa May, acorralada por sus opositores y por quienes exigen un nuevo referendo, trató de aplacar las aspiraciones españolas: «En las futuras negociaciones, el Reino Unido negociará por toda la familia, incluido Gibraltar. Estoy orgullosa que sea británico y su estatus constitucional no cambiará», zanjó.

Hay quienes cuestionan el valor jurídico de los compromisos políticos que ni van anexos al acuerdo de retirada ni forman parte del cuerpo legal. La propia presidenta lituana, Dalia Grybauskaite, enfrió el triunfalismo de España al asegurar que se buscó una fórmula para adecuar las exigencias de Sánchez: «Normalmente hay trucos. Prometemos prometer. Normalmente hacemos los que prometemos, tarde o temprano», sostuvo deslizando una sonrisa irónica.

Algunas cancillerías mostraron su enfado por el órdago español. Cargaron tintas contra Madrid, aunque fue Bruselas la responsable de ejecutar los cambios que dejaron Gibraltar en el limbo. «Espero que no le hayan dificultado más las cosas a May en el Parlamento», sostiene una alta fuente diplomática austriaca, antes de cuestionar la efectividad de ese ultimátum: «(Las declaraciones) no son simples trozos de papel, tienen un significado político, pero legalmente no cambia ni cambiará nada», sostiene.