Hay interés por decidir hacia dónde vamos

Zach Monaghan JUGADOR DE BALONCESTO DEL BÁSQUET CORUÑA

INTERNACIONAL

EDUARDO PEREZ

Zach Monaghan, jugador de baloncesto del Básquet Coruña, se suma al debate político de Estados Unidos

04 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tengo que hacer una confesión. Para ser sincero, a mis 25 años, casi 26 ya, nunca he votado. Nací en Palatine, un suburbio de la periferia de Chicago, y justo antes de cumplir los 18 años me cambié de estado para ir a la universidad. Luego, mi carrera profesional me ha mantenido siempre fuera de Estados Unidos y el proceso para votar desde el extranjero es especialmente complejo, por lo que nunca he tenido una cita con la urna, aunque me gustaría mucho hacerlo.

Tampoco es que la política sea una prioridad en la vida de los estadounidenses. En mi círculo más cercano, la familia, los amigos, no es un tema de conversación recurrente. Honestamente, es cierto que en los dos últimos años se ha incrementado un poco más el interés por lo que hace el Gobierno. Y habría que reconocer que eso es mérito de Donald Trump.

El actual presidente ha convertido el debate político en un asunto de interés. Ha polarizado de tal forma las opiniones que son igual de vehementes quienes lo defienden y quienes lo atacan. Y ese incremento de tensión ha provocado una mayor participación de la ciudadanía. Hasta ahora, los presidentes de Estados Unidos eran líderes con un bagaje detrás, reconocidos por la sociedad y poco dados a experimentar. Ahora hay una incertidumbre mayor y somos muchos los que nos preguntamos por el futuro más inmediato. Hay un gran interés por decidir hacia dónde vamos como país.

En el vestuario de mi equipo, el Básquet Coruña, convivimos en estos momentos cuatro estadounidenses y a veces intercambiamos opiniones. Hay algunos, como Quinton (Stephens, de Atlanta) que saben mucho más que yo y que sí participan más en los debates, pero creo que nuestro grupo es un ejemplo de la personalidad estadounidense: cada uno pelea por sus propios objetivos y la política siempre está en un segundo plano.

Tampoco sería capaz de decir si ahora se vive mejor o peor que hace dos años en Estados Unidos. En mi entorno apenas se han notado cambios trascendentes ni en la capacidad económica ni en la forma de vida de las personas. Los grandes temas de debate que llegan a Europa son asuntos menores en los suburbios de Chicago. Seguro que crecerá el interés por lo que ocurra en las urnas, pero todos sabemos que hay que seguir trabajando.