La entrada en prisión de Keiko agrava la crisis del fujimorismo

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Ernesto Arias | Efe

Keiko salió el miércoles por segunda vez en octubre con las manos esposadas y rodeada de policías, una imagen antes impensable para la fundadora y líder máxima de Fuerza Popular

02 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La decisión del juez de dictar tres años de prisión preventiva a la líder opositora Keiko Fujimori marcó el fin de uno de los meses más difíciles de su historia para ese sector de la derecha radical en la política peruana. El 3 de octubre, el sector sufrió su primer gran golpe cuando la Justicia anuló el indulto para el expresidente Alberto Fujimori, padre de Keiko, hospitalizado bajo custodia policial. 

El juez Ricardo Concepción Carhuancho, conocido por su severidad, vio «indicios razonables» de que Fujimori montó una organización criminal para lavar un millón de dólares que irregularmente le donó la constructora brasileña Odebrecht para su campaña del 2011 y que podría fugarse. 

Así, Keiko salió el miércoles por segunda vez en octubre con las manos esposadas y rodeada de policías, una imagen antes impensable para la fundadora y líder máxima de Fuerza Popular (FP), el partido de derecha radical que con controla el Congreso. 

El fujimorismo parece hundirse en el desprestigio, con más de un 70 % que cree culpable a una dirigente cuyo apoyo popular ya no pasa de un 15 %. La férrea unidad de FP se ha quebrado. Algunos parlamentarios se han ido, otros empiezan a mostrar unas posiciones díscolas y, peor aún, uno de sus principales legisladores, Rolando Reátegui, pasó a ser el «colaborador eficaz» que delató a su antigua líder.

Un mes bastó para poner al fujimorismo en el peor momento de una historia que comenzó triunfal en 1990, cuando el ignoto Alberto Fujimori, un rector universitario, se tornó en presidente. 

Aunque la historia ha demostrado que hablar de cadáveres políticos en el Perú es un error, el camino de FP parece haber quedado plagado de espinas.