El miedo a que el brexit deje al Reino Unido desabastecido tomó ayer una nueva dimensión. Los responsables del sistema sanitario público (NHS, por sus siglas en inglés) hicieron un pedido urgente de 112 nuevas ambulancias, valoradas en 9 millones de libras, ante los temores a que no haya disponibilidad después de la salida de Londres del bloque común. La sorpresa saltó cuando se supo que los vehículos, que serán usado principalmente por el Servicio de Ambulancias de Londres a partir del invierno, han sido fabricados por la empresa Mercedes en Alemania y finalizados en Irlanda.
Treinta de los vehículos serán usados a partir de marzo y los restantes «almacenados» para el caso de que el brexit provoque un agotamiento de los suministros. Los responsables del servicio de ambulancias no ocultan sus temores a que los precios se disparen si hay una fuerte caída en la libra. A eso hay que unir la preocupación por que las ambulancias son puestas a punto para su uso final en Irlanda y no todos creen que será tan sencillo como hasta ahora importarlas tras la salida. Uno de los principales escollos de la negociación entre Londres y Bruselas es el futuro de la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
La necesidad de ambulancias es más alta que nunca, pues hasta ahora las llamadas de urgencia recibidas en la línea telefónica 999 podían ser resueltas enviando a un paramédico en una moto o en un automóvil, pero con la introducción de cambios a nivel nacional en los protocolos de respuesta, una «ambulancia con doble tripulación» debe dar respuesta a las llamadas.
El informe de los responsables del servicio filtrado ayer por el Evening Standard pone el énfasis en que más de la mitad de las ambulancias de que dispone tienen seis o más años de antigüedad y algunas son usadas desde hace 13 años. Los nuevos vehículos, financiados en parte con 3,8 millones de libras del Ministerio de Sanidad, serán un «gran paso adelante» para renovar la flota.
El anuncio de pedir más ambulancias no es el único, pues se une a los planes del Ministerio de Sanidad de almacenar medicamentos y evitar posibles interrupciones del suministro. El ministro británico, Matt Hancock, informó a los proveedores de la necesidad de contar con fármacos adicionales para un período de seis semanas. A eso hay que unir las dificultades del Ejecutivo para retener y atraer a profesionales sanitarios tras la victoria del brexit. En la actualidad, más del 6,5 % de los sanitarios que trabajan en el NHS proceden de países de la UE. El 55 % barajan abandonar el país.