Bruselas estudia los planes de Corbyn para evitar el descalabro del «brexit»

Cristina Porteiro
cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JOHN THYS | afp

La reunión entre Barnier y May y el líder laborista redobla la presión sobre May

28 sep 2018 . Actualizado a las 07:45 h.

La última bala que le queda a Bruselas para cerrar un brexit ordenado se llama Jeremy Corbyn. Ante la posibilidad de llegar al mes de noviembre sin un acuerdo con la primer ministra británica, Theresa May, más preocupada por mantener a raya a los voraces opositores que crecen dentro de su propio partido, la UE ha decidido jugar la carta del líder laborista. Bien para presionar a May o bien para explorar alternativas si el Reino Unido se precipita hacia unas elecciones adelantadas.

El negociador europeo para el brexit, Michel Barnier, y el todopoderoso secretario general de la Comisión, Martin Selmayr, recibieron ayer a Corbyn en los cuarteles de la institución para barajar los escenarios que se abren de aquí a la fecha del divorcio (29 de marzo del 2019). Corbyn llegó a la sede de la Comisión con libras en los bolsillos, pidiendo a su equipo algunos euros para poder pagar el viaje en taxi. Lo esperaba el francés con la propuesta de la UE en una mano, el calendario en la otra y el ruido del reloj corriendo de fondo.

«Obviamente no hemos negociado, somos la oposición, no el gobierno», trató de explicar Corbyn. El líder de la oposición británica expuso sus puntos de vista, convergentes en muchos casos con la hoja de ruta de la UE: proteger el empleo, evitar la frontera dura en Irlanda, salvaguardar los derechos de los ciudadanos comunitarios, un futuro acuerdo comercial y esquivar males mayores para la industria manufacturera y la cadena de suministros el día de la salida.

Los aprietos llegaron cuando se le preguntó por su plan para el brexit. Si fuera primer ministro, ¿retrasaría la salida del Reino Unido para evitar la caída por el precipicio? «Desafortunadamente, no estamos en el gobierno en este momento», se excusó. No descartó esa posibilidad y no lo hizo por el creciente número de voces dentro de su partido que le piden abanderar la carrera por un segundo referendo. El problema está en el calendario. ¿Queda tiempo? Bruselas es poco optimista al respecto. «Trabajamos para lograr un acuerdo sin dejar de prepararnos para cualquier escenario. Estamos listos», aseguró ayer el portavoz de la Comisión, Margaritis Schinas, añadiendo más presión a Londres.

Barnier prefiere no cerrar la puerta a ninguna vía alternativa a May. «Continuamos escuchando todos los puntos de vista sobre el brexit y explicando las posiciones de la UE, las cuáles tienen como objetivo una salida ordenada del Reino Unido», explicó. El vicepresidente de la institución, Frans Timmermans, también se sumó a la ofensiva para forzar a May a capitular. El holandés expresó ayer su deseo de que los británicos cambien de opinión ahora que «han visto los hechos» y atacó la mirada corta de miras de los defensores del brexit, quienes desde el principio consideraron la UE un mero mercado donde se podría chantajear a los socios para conseguir ventajas.

Corbyn asistió ayer a la inauguración de la Plaza Joe Cox de Bruselas, en memoria de la diputada laborista asesinada por un neonazi el 16 de junio del 2016 al grito de «Gran Bretaña primero». El alcalde de Bruselas, Philippe Close, aprovechó el encuentro para recordar que «independientemente del resultado del brexit, Reino Unido seguirá siendo parte de Europa y nosotros les seguiremos dando la bienvenida». El portavoz de los laboristas en la Eurocámara, Richard Corbett, lamentó su asesinato, cometido días antes de votar «aquel terrible referendo». Corbyn evitó hacer referencia a la consulta habida cuenta de que Cox fue una férrea defensora de permanecer en la UE, una línea opuesta a la que abrazó el líder laborista.