Contra todo pronóstico, los diputados de la CDU y la CSU bávara rechazaron renovar a Volker Kauder
26 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Una rebelión contra Angela Merkel». Así se referían ayer los medios y la oposición a la votación que se celebró en la bancada conservadora que lidera la canciller alemana. Contra todo pronóstico, los diputados de la CDU y la CSU bávara rechazaron renovar como jefe del grupo parlamentario a Volker Kauder, uno de los aliados de Merkel que llevaba 13 años en el cargo. Su lugar lo ocupará a partir de ahora Ralph Brinkaus, que se impuso por 125 votos contra 112 y dos abstenciones.
Una señal inequívoca de la pérdida de poder de la dama de hierro, que se enfrenta a la que podría ser su última legislatura y sin duda la más difícil, por la presión que ejerce la ultraderecha, principal fuerza opositora, así como las descarnadas disputas con sus dos socios de la gran coalición de Gobierno, que echó a andar en marzo. El resultado de la votación, que es secreta, no ha tardado en interpretarse como un varapalo a Merkel por su gestión.
Desde que salió elegido por primera vez como encargado del grupo parlamentario, Kauder nunca había tenido que medirse con otros candidatos. Pero, después de que la CDU/CSU cosechara el segundo peor resultado de su historia en las generales del pasado septiembre, apenas recibió el apoyo del 77 % de sus correligionarios, frente al 90 % al que estaba acostumbrado. Un símbolo del descontento y la sed de cambio en las filas conservadoras.
«En democracia también hay derrotas, no hay que maquillarlas», declaraba la canciller que gobierna Alemania desde 2005 y al menos logró en febrero colocar como secretaria general de la CDU a su mano derecha y posible sucesora, Annegret Kramp-Karrenbauer.