El laborismo no logra zanjar la división sobre el «brexit»

íñigo gurruchaga LIVERPOOL / COLPISA

INTERNACIONAL

HANNAH MCKAY | Reuters

Aprueba la idea de un voto público para disimular la fractura interna

26 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los laboristas habían evitado hasta ahora los debates sobre el brexit durante el liderazgo de Jeremy Corbyn. Ayer aprobaron una moción que los compromete a demandar un «voto público» si no logran derrotar al Gobierno conservador en unas elecciones. El respaldo casi unánime en una votación a mano alzada sugiere unidad, pero el partido de la oposición en el Reino Unido también está dividido.

«¡Qué clase tiene!», dijo Tim Roache, el secretario del sindicato GMB, sobre el responsable laborista del brexit, sir Keir Starmer, antes de presentar la moción de compromiso que el abogado había tejido en una larga reunión con cerca de 300 miembros. Starmer había terminado su discurso a la conferencia un minuto antes y el sindicalista lo elogiaba también por su alocución.

Starmer ha desplegado las artes de su oficio. En la multitudinaria reunión del domingo presentó inicialmente una moción que demandaba, como los líderes, una consulta sobre el acuerdo con Bruselas, pero sin incluir la opción de la permanencia en la UE. La queja de los miembros de base fue larga e intensa y cerca de la medianoche presentó una nueva redacción con la ambigua demanda del «voto público».

El vicelíder, John McDonnell, afirmó horas después que la consulta no incluiría la opción de la permanencia. Starmer repuso en otros medios que no quedaba descartada ninguna opción y que McDonnell no conocía la moción del compromiso nocturno cuando habló. El vicelíder confirmó después que no se descarta ninguna opción. Empate. Ayer Starmer añadió una frase que no estaba en su discurso impreso por la maquinaria del partido: «Nadie está descartando la permanencia como una opción». Aplausos y vítores crecieron en intensidad. La mitad de los delegados se puso en pie. No aplaudieron todos pero fue una señal de la fuerza de los sentimientos pro-UE. Corbyn dijo después que conocía de antemano el añadido de Starmer y que no se descarta ninguna opción. Segundo empate.

Al terminar el debate subió al escenario Steve Turner, el vicesecretario del mayor sindicato, Unite, y en tono encendido aclaró que la moción «no es sobre un segundo referendo y, a pesar de lo que ha dicho Keir antes, es un voto público sobre el acuerdo». El aplauso fue brioso, pero menos extendido que el que celebró el anuncio furtivo de Starmer. De la ambigüedad a señalarse con el dedo.

Blairistas marginados

Los blairistas, marginados por el corbynismo, son todos partidarios de la permanencia. Como lo son la gran mayoría de jóvenes afiliados por su admiración a Corbyn. El cálculo sobre el caladero de votos potenciales [clase obrera que votó por la marcha, clase media que votaría al laborismo para parar el brexit] divide estratégicamente al partido. Y no ha dado aún pasos significativos en la definición de qué relación es posible con la UE.

En las conferencias de los partidos hay debates en la asamblea y multitud de pequeños debates y charlas. En la noche del martes, los laboristas de Liverpool más entregados a la causa pro-UE reunieron a algunas figuras que comparten sus ideas. Banderas, defensas sentidas de su europeidad, compromisos vitales de perseverar hasta regresar a la Unión. Su balance era que lo logrado ayer es mejor que lo que tenían anteayer.