El peor retrato posible de Donald Trump

Adriana rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

KEVIN LAMARQUE | reuters

El libro de Bob Woodward confirma que el equipo del presidente vive en estado de alerta para evitar que tome decisiones catastróficas que pudieran ser irreversibles

16 sep 2018 . Actualizado a las 08:57 h.

Es la respuesta del periodismo a los continuos ataques de que es objeto por parte del Gobierno de EE.UU. y confirma el peor retrato posible de su máximo responsable. El libro de Bob Woodward, Miedo: Trump en la Casa Blanca, constituye un fresco demoledor de cómo funciona el Ejecutivo dirigido por un presidente «incapaz» y «mentiroso». El nivel de precisión del relato deja entrever las poderosas fuentes de información que manejó el autor y que lo han obligado a guardar bajo llave cientos de cajas de documentos y grabaciones. El motivo es que revelan la existencia de un movimiento de resistencia a Trump dentro de su equipo en aras de la seguridad nacional.

El periodista que levantó el escándalo del Watergate relata escenas dramáticas como la que abre el libro, en la que el exasesor económico Gary Cohn descubre un borrador que, de ser firmado, habría retirado al país de un acuerdo comercial crítico con Corea del Sur. Los asesores temían que la salida pusiese en riesgo un programa de seguridad nacional de alto secreto, que permitía detectar un lanzamiento de misiles norcoreanos en solo siete segundos. «La robé de su escritorio. Hay que proteger al país», confesó Cohn al exsecretario Rob Porter. Según Woodward, Porter utilizó esa misma táctica en otras diez ocasiones.

El libro también desvela detalles de la obsesión de Trump sobre la trama rusa y de cómo su abogado John Dowd -convencido de que el presidente cometería perjurio si hablaba con el fiscal especial Robert Mueller- sometió al magnate a un simulacro de interrogatorio. Durante 30 minutos, Dowd le acribilló con preguntas sobre las pesquisas rusas provocando contradicciones, tropiezos, mentiras y la ira incontrolada del republicano. «Señor presidente no testifique. Es eso o un traje naranja», zanjó el letrado. La escena corresponde al 27 de enero y esta precedida por meses de caos, inestabilidad, insultos y falta de confianza.

El asesino Al Sisi

Woodward describe cómo el jefe del Pentágono, James Mattis, desoyó las órdenes de Trump cuando le pidió un plan para matar al líder sirio Al Asad, o cómo tuvo que frenar sus intenciones de sacar las tropas de territorio aliado en Corea del Sur para evitar la Tercera Guerra Mundial. La falta de mesura del presidente lo llevó a hablar de su homólogo egipcio Al Sisi como un «asesino» y provocó momentos de alta tensión que tuvieron que ser frenados por el senador republicano Lindsey Graham. «Están dispuestos a atraparle. No les ayude», aconsejó Graham en un intento de convencer al neoyorquino de que limitase su uso de Twitter.

La obra analiza cómo uno de los consejos favoritos del multimillonario constituye la base de su gestión: «Niega todo lo que se diga de ti. Nunca te disculpes. Eso demuestra debilidad». Bajo esta premisa, Trump consideró «su error más grande» el haber condenado el racismo, tras los altercados en Charlottesville (Virginia) en agosto de 2017. Las quejas del presidente son permanentes y diarias, salvo en una cosa: las familias Gold Star (familiares de militares fallecidos). Un empleado que participó en varias llamadas telefónicas se quedó sorprendido con la cantidad de tiempo y energía emocional que Trump les dedica, inventándose incluso anécdotas divertidas sobre el militar fallecido, solo para reconfortar a sus parientes.

«Crío», «idiota» y «desquiciado»: los asesores se despachan

En cada una de las entrevistas a los miembros de su gabinete, Trump siempre pidió lealtad. Era uno de los requisitos sine qua non para entrar en su círculo de confianza. Esta manera de proceder, comparada por el exdirector del FBI James Comey con la conducta de los capos de la mafia, brilla por su ausencia en varios pasajes del libro, que desvela cómo muchos de sus asesores pasan por alto la condición. «Crío» o «desquiciado» son algunos de los insultos que han salido de la boca de pesos pesados del Ejecutivo, incapaces de lidiar con la «ignorancia» del republicano.

Uno de ellos fue Gary Cohn. «Si usted, como gobierno federal, pide dinero prestado mediante la emisión de bonos está aumentando el déficit», le explicó «asombrado por la falta de comprensión básica» de Trump. Su escasa preparación provocó también la burla del secretario de Defensa, James Mattis, quien incluso la comparó con la de «un alumno de quinto o sexto grado». «No siempre podemos elegir al presidente para el que trabajamos», dijo entre risas ante la cúpula del Pentágono.

Cansados de su volatilidad, Mattis, el jefe de la Casa Blanca John Kelly, y el exsecretario de Estado Rex Tillerson, hablaron del magnate como un «idiota», «imbécil» o «tonto». «Estamos en un manicomio», se quejó Kelly personalizando el caos en la órbita del presidente.

Vendedor de cerveza

Los insultos que Woodward revela también salieron de la boca del republicano. El autor cuenta por ejemplo que Trump dijo de Jeff Sessions que fue «un rotundo fracaso». «Si hubiese tenido pelotas no se hubiese recusado (de la trama rusa). Es el fiscal general, puede hacer lo que le dé la gana», aseveró tras referirse a Sessions como «su saco de boxeo favorito». El magnate también descargó su ira contra el exasesor de Seguridad Nacional, H.R. McMaster, cuya estética comparó con la de «un vendedor de cerveza», y contra su exjefe de gabinete Reince Priebus a quien calificó como «una pequeña rata».

Trump incluso cuestionó la virilidad de su abogado Rudolph Giuliani y se negó en un principio a contratar a John Bolton como asesor de Seguridad Nacional por culpa de «su gran bigote». Sorprendentemente, otra de las revelaciones pone en entredicho la supuesta mala relación del matrimonio presidencial. Woodward sostiene que entre Melania y Trump «parece haber un afecto sincero».

Serpientes por todas partes en la guarida de depredadores

Con más de 750.000 copias vendidas solo en su primer día, el libro de Woodward desató la desconfianza y la paranoia en el ala oeste. «Hay serpientes por todas partes», denunció con furia el presidente tras la publicación. Trump confirmaba así las palabras de su exjefe de gabinete, Reince Priebus, quien comparó a la Casa Blanca «con una guarida de depredadores naturales». «Juntar a una serpiente, una rata, un halcón, un conejo y una foca en un zoo sin paredes, es un indicativo de que las cosas van a ponerse feas y sangrientas», confesó al autor.

En las últimas horas, varios expertos militares reconocieron sentirse preocupados porque las fricciones pudiesen debilitar la defensa y estabilidad de la nación. Una de las que más perturba es la que concierne al secretario de Defensa. «El papel de James Mattis es crucial en materia de guerra o paz en este gobierno», confesó James Carafano, miembro del equipo de transición de Trump. Tanto Mattis como el jefe de la Casa Blanca, John Kelly, siguieron la línea del magnate en sus alegatos y calificaron el libro de «ficción», además de negar los insultos que se les atribuyen. «No dicen la verdad. Son declaraciones políticas para proteger sus puestos de trabajo», zanjó Woodward.

A pesar de que nadie confirmó públicamente ninguno de los episodios, algunas defensas resultaron sorprendentemente débiles. Fue el caso del exasesor económico, Gary Cohn, que no detalló las inexactitudes en las que habría incurrido el periodista. «No dibuja con precisión mi experiencia. Estoy orgulloso de mi servicio y sigo apoyando al presidente y su agenda económica», manifestó. Lo mismo hizo el exsecretario de gabinete Rob Porter, quien acusó a Woodward de presentar «un cuadro selectivo y muchas veces engañoso». Sus alegatos sin embargo, siguen levantando sospechas por ajustarse a la declaración de intenciones que hizo un alto cargo del Gobierno en un incendiario artículo anónimo del New York Times. En él se anunciaba la existencia de una resistencia interna cuyos miembros boicotean todo aquello que supone un riesgo para la seguridad nacional, incluido el presidente de EE.UU.