Nazanin, encarcelada de nuevo en Irán

Rita Álvarez Tudela LONDRES

INTERNACIONAL

La anglo iraní acusada de espionaje, obligada a volver a prisión

27 ago 2018 . Actualizado a las 08:01 h.

La añorada libertad le ha durado poco a la anglo iraní Nazanin Zaghari-Ratcliffe. Tras pasar tres días en compañía de su hija y su familia, regresó voluntariamente a la prisión iraní, donde lleva retenida desde el 2016 cumpliendo una condena de cinco años tras ser declarada culpable de espionaje, lo que ella niega.

Zaghari-Ratcliffe, trabajadora de una organización de caridad, solicitó una extensión de sus tres días de libertad temporal, pero las autoridades se la denegaron, por lo que decidió regresar a prisión por su propio pie en lugar de esperar a ser arrestada por la fuerza frente a los ojos de su hija, de apenas cuatro años. «Lo hizo con la cabeza bien alta», explicó su marido.

A Zaghari-Ratcliffe se le notificó que podría salir temporalmente de prisión en las primeras horas del jueves, dándole apenas diez minutos para prepararse. A las puertas de la prisión, tomó prestado un teléfono móvil de un desconocido para decirle a su hermano que había sido liberada. Originaria de Hampstead, al norte de Londres, pasó estos tres días en casa de su padre, a las afueras de la capital iraní, Teherán.

En un primer momento, su abogado se mostró confiado en que se le otorgaría una extensión de la liberación. Pero tras recibir varios mensajes confusos a lo largo del día, ayer le fue confirmado que tenía que regresar a prisión porque las autoridades no habían firmado el permiso necesario.

La mujer británico-iraní fue arrestada en el aeropuerto de Teherán después de visitar a su familia. Siempre ha defendido que el viaje se trata de unas vacaciones de dos semanas para presentar a su hija Gabriella al resto de sus familiares en Irán y que no era una espía.

Despedida de su hija

Desde la plataforma Free Nazanin, que lucha por conseguir su liberación, publicaron una emotiva imagen en la que la joven se despedía de su hija, que permanece bajo el cuidado de su familia iraní desde que tenía 22 meses. Mientras, su marido Richard Ratcliffe, quien sigue el caso desde el Reino Unido, detalló cómo la pequeña lloró cuando se dio cuenta de que su madre tenía que irse de nuevo. Para intentar consolarla, su mujer le prometió a la pequeña que la próxima vez que se viesen «sería para siempre» y que «volverían juntas a Londres para estar con papá».

El nuevo ministro de Exteriores británico, Jeremy Hunt, lamentó la «insensibilidad» del sistema iraní llevando de nuevo a prisión a «una mujer inocente que está desesperada por reunirse con su familia». Hunt habló la semana pasada sobre este asunto con su homólogo iraní, Mohamad Yavad Zarif??, pero reconoció que «claramente no fue suficiente y la lucha continúa», pidiendo una vez más su puesta en libertad.

El predecesor de Hunt, Boris Johnson, fue duramente criticado por hacer unos comentarios que complicaron el caso. El político conservador escribió que ella estaba «simplemente enseñando periodismo» cuando fue detenida, una declaración que su familia y su empleador, la Fundación Thomson Reuters, tacharon de que no era cierta. En una audiencia judicial no programada, los comentarios del ya exministro fueron citados como prueba de que estaba involucrada en «propaganda contra el régimen».

Desde su arresto, más de 1,8 millones de personas firmaron en la plataforma Change.org un llamamiento para conseguir su liberación. La directora de Amnistía Internacional en el Reino Unido, Kate Allen, se hizo eco de lo sucedido diciendo que «es una desilusión aplastante», ya que había esperanzas reales de una liberación permanente e incondicional.