«Tembló mucho, vimos gente herida... queremos irnos, ya no hay paraíso»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

INTERNACIONAL

Dos pontevedreses, entre los 200 turistas españoles atrapados en la isla indonesia de Lombok tras un fuerte terremoto

07 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Estamos bien y lo peor ya ha pasado». Así hablaba un pontevedrés, Anxo Malvar, ayer desde Lombok, la isla de Indonesia en la que se quedó atrapado junto a su novia, Carmen Amaro, después de que la tierra empezase a sacudirse en este paraíso turístico de Asia. Anxo creía realmente que lo peor había pasado y así lo transmitía al otro lado del teléfono. Pero su pareja le replicaba: «No digas eso, que todavía no salimos de aquí». Realmente, no le faltaba razón a ella para hablar así. Porque, al cierre de esta edición, mientras cruzaban los dedos para que el vuelo que lograron concertar a contrarreloj para salir de la isla no se retrasase, Anxo y Carmen volvían a ser desalojados de su hotel tras una nueva réplica del seísmo. «Estamos otra vez en la calle, volvió a temblar muchísimo», se lamentaba Anxo mientras anhelaba, como otros 200 españoles, poder dejar la isla cuanto antes.

A Carmen y Anxo el terremoto, de 6,9 de magnitud, les cogió en Bali. Estaba subiendo las escaleras del avión para ir a Lombok, un destino en el que no preveían ni siquiera dormir, solo aterrizar para luego coger un barco, y en el que precisamente se situó el epicentro del terremoto, que deja 98 muertos. Sintieron que la tierra se estremecía y se llevaron un buen susto. Pero les tranquilizó el hecho de que el personal del aeropuerto de Bali siguiese como si nada hubiese pasado. «Cogimos el vuelo con normalidad, pensamos que como hay tantos seísmos al año sería uno más, no le dimos mucha importancia», explica Anxo. No fueron conscientes de lo que se les venía encima hasta que aterrizaron en Lombok. Ahí sí, el caos era total. Vieron llegar un buen número de heridos y se acuerdan especialmente de una joven con la cara ensangrentada. Y, pese a que llevan más de 24 horas sin pegar ojo, recuerdan con precisión de lo que les dijo el taxista que debía llevarles a coger el barco: «Nos explicó que ya no se podía hacer nada allí, y decidimos que lo único que queríamos era salir cuanto antes de la isla».

Intentaron por todos los medios conseguir billetes. Se pusieron a la cola, rodeados muchísimos turistas más, y escucharon testimonios estremecedores de algunos españoles. «Un chico nos contó que estaba durmiendo en el hotel y que se cayó el falso techo», dicen. Al ver que no lograban comprar pasajes, intentaron ir a un hotel. Fue también una odisea porque todos estaban colapsados, con gente durmiendo en los vestíbulos o en las hamacas de las piscinas. Al fin, obtuvieron hueco en uno e intentaron dormir un rato. No lo lograron: una réplica hizo que fuesen evacuados. El susto volvía a repetirse ayer por la tarde. Y el resumen de Anxo era claro: «Tembló mucho, vimos heridos... queremos irnos, ya no hay paraíso». Hablaba así cuando le quedaban seis horas para coger el vuelo a Yakarta que, finalmente, su familia logró sacarles desde Pontevedra para esta última madrugada. Luego, intentarán volver a casa. Estaban en contacto con la embajada de España, que situó en el hotel que ellos estaban el punto de encuentro de españoles. Y también hablaron con algunos otros gallegos atrapados en Lombok, como un joven de Moaña.

Una burelense, desde Bali

En realidad, entre los turistas españoles que vivieron en primera persona el temblor en Indonesia hay varios gallegos más. Pamela Trelles, vecina de Burela de 30 años, está en Bali y también dio buena cuenta de la angustia vivida el domingo a cuenta del seísmo. «Nós estabamos dándonos unha masaxe cando de súpeto empezou a tremer todo. A tía marchou e quedámonos alí sen saber que facer», comenta.

Señala Paula que el terremoto de Lombok fue tan fuerte que se vivió en las islas cercanas. «Os nativos téñenlle tanto medo a iso que deixaron a todo o mundo tirado en todos os negocios», comenta la joven, que añade «houbo tremores leves toda a noite. Escoitábanse berros e rezos». De momento Pamela continúa en Bali. «Os portos están pechados e non sabemos aínda se poderemos ir ás illas Gili», señala. Añade Paula, que está con un grupo de amigos, que de momento van a esperar antes de intentar volver.