Maduro dispara la tensión con EE.UU. y Colombia tras un extraño atentado
INTERNACIONAL
Crecen las dudas sobre la veracidad del ataque en un momento crítico para el Gobierno
06 ago 2018 . Actualizado a las 10:36 h.Un día después de haberse cometido un supuesto atentado con drones contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, crece el escepticismo, al menos entre la clase política, de que el intento de magnicidio fuera real. Agencias internacionales de noticias señalan tener versiones del Cuerpo de Bomberos, según las cuales, la explosión de una bombona de gas causó el extraordinario nivel de alarma de la seguridad del mandatario y de los cadetes de la Guardia Nacional que lo escuchaban.
En dos cadenas nacionales de radio y televisión, primero el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, y luego el propio Maduro, indicaron que dos drones cargados con explosivo C4 sobrevolaron las cercanías de la avenida Bolívar de Caracas, donde el mandatario daba un discurso a los cadetes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), y fueron derribados por la seguridad del mandatario. Uno habría estallado cerca de un edificio ubicado a unos 500 metros del presidente.
En la transmisión televisiva del acto, que se interrumpió por los hechos, se escuchan claramente dos detonaciones y unas tomas finales en off en las que centenares de los guardias nacionales comienzan a correr en desbandada. Las únicas evidencias gráficas de algún daño físico son las de un funcionario de la GNB con un aparente golpe y algo de sangre en la cabeza; según la versión oficial, siete guardias nacionales resultaron con heridas leves.
Maduro, apenas unas horas después del suceso, se apresuraó a culpar del supuesto atentado a Colombia (país con el que hay una creciente escalada discursiva) y más directamente a Juan Manuel Santos, presidente saliente de la nación vecina. Desde Bogotá, se dio como respuesta oficial que «ya es costumbre que el mandatario venezolano culpe a Colombia de cualquier tipo de situación. Exigimos respeto por el presidente Juan Manuel Santos, por el Gobierno y el pueblo colombiano». Estados Unidos y la oposición fueron otros de los autores a los que Maduro apuntó sin prueba alguna.
Diversos gobiernos, especialmente los aliados de Maduro, condenaron el atentado. El Ministerio de Asuntos Exteriores de España también lo hizo, pero aclarando que espera «una salida democrática, pacífica y negociada entre los venezolanos» a la crisis en el país sudamericano.
¿Autoatentado o una bombona?
Según el Gobierno venezolano, seis personas están detenidas, según señaló el fiscal general designado por la Asamblea Nacional Constituyente, Tarek William Saab.
Sin embargo, periodistas que estaban en el lugar de los hechos, o que han tenido contactos con los vecinos de la zona, señalaron que la explosión de una bombona de butano en un edificio aledaño ha hecho correr a toda la Casa Militar; y que, en efecto, esta tumbó un dron, pero era el de la emisora estatal Venezolana de Televisión; desde las protestas del 2017, en Venezuela el Gobierno ha prohibido los drones, salvo los operados por entes estatales. Associated Press afirma tener versiones de bomberos que señalan que la explosión de la bombona (algo, además, nada infrecuente en un país con una infraestructura tan destartalada como la venezolana) fue la causante del desalojo.
Esto, sin embargo, no explicaría por qué en la transmisión interrumpida del acto presidencial se escuchan dos detonaciones, ni tampoco el pánico que finalmente se desató en buena parte de los guardias nacionales, que empezaron a correr despavoridos rompiendo el orden cerrado que mostraban.Portavoces de la oposición, como Jesús Torrealba, exsecretario de la Mesa de la Unidad Democrática, calificaron el hecho de «autoatentado» y señalaron que lo que Maduro busca, en momentos en que su Gobierno parece desmoronarse, es desviar el foco de atención, así como tener una excusa para aumentar la represión a sus opositores.
En las redes sociales también cundía el escepticismo; la versión choca, sin embargo, con el nerviosismo demostrado en tarima, así como con la imagen de desorden extremo de la GNB, un organismo rechazado por la inmensa mayoría de los venezolanos, según las encuestas, por su papel como agente represivo de las protestas y por su imagen de ente extremadamente corrupto.
La teoría del enemigo exterior para tapar la galopante crisis interna
A medida que pasaban las horas, en Venezuela aumentaban los escépticos con la posibilidad de que un golpe de mano violento pudiera ser el final de Nicolás Maduro. Y más si dicho atentado tenía que llevarse a cabo en una avenida repleta de soldados teóricamente leales al presidente, por cuanto el Ejército es la principal fuerza de choque y sostén del régimen en momentos donde la desafección no para de crecer.
Por eso, los analistas venezolanos daban crédito ayer a la posibilidad de que la supuesta explosión no fuera más que una intentona de Maduro y sus acólitos para desvíar la atención sobre la inflación, que este año llegará al un millón por ciento, según el FMI, o al censo de transportes, que pretende multiplicar el precio de la gasolina en un país que cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo, por no hablar de las movilizaciones de todo tipo de colectivos -pensionistas, médicos y enfermeras, profesores, agricultores...- que denuncian la falta de recursos y la escasez de productos básicos, tanto para alimentarse como para atender sus necesidades sanitarias.
Sin pruebas
El analista Javier Mayorca sintetizaba ayer el sentir mayoritario de los venezolanos: «Lo que nadie vio o escuchó el sábado fueron los disparos de los francotiradores hacia los drones; ningún dron estallando; partes o restos del artefacto aéreo recogidos en la avenida Bolívar o en sus inmediaciones; un relato independiente que corrobore la versión oficial aportada por los leales a Maduro; ni tampoco la cara de alguno de los detenidos, supuestamente, por parte de las fuerzas de seguridad y de los que solo conocemos la identidad de uno de ellos, César Eduardo Saavedra Pereira, pero no hemos visto su cara», explicó en sus redes.
«Podría haber muchas cosas detrás de lo sucedido», incluido un «pretexto orquestado» por el régimen de Maduro para acusar a terceros, aseguró John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca sin querer confirmar la autenticidad del ataque y desvinculando, en cualquier caso, a Estados Unidos de una posible conspiración contra Nicolás Maduro.