Trump, acosado por las pruebas, exige el fin de la investigación del Rusiagate

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Trump saluda a un grupo de entusiastas en un mitin el martes en Florida
Trump saluda a un grupo de entusiastas en un mitin el martes en Florida SAUL LOEB / AFP

El inicio del juicio de Manafort dispara los nervios en el entorno de la Casa Blanca

02 ago 2018 . Actualizado a las 08:43 h.

Los nervios se han instalado en la Casa Blanca. El inicio del juicio a Paul Manafort, el aviso de que Facebook ha detectado «una campaña de influencia coordinada» para influir en las elecciones legislativas del próximo otoño, los escándalos generados por el abogado y antiguo amigo del presidente Michael Cohen sobre sus posibles amantes y la falta de avances en sus políticas estrella -el muro con México, la guerra comercial con la UE y China, Irán, Corea del Norte...- han disparado la tensión en la Casa Blanca.

En un episodio inédito, Donald Trump sorprendió a todo el país exigiendo a otro de sus antiguos amigos ahora caído en desgracia, el fiscal general Jeff Sessions, que ordene al investigador especial Robert Mueller el fin de las investigaciones sobre el Rusiagate y las conexiones del Kremlin.

«Es una situación terrible y Jeff Sessions debería interrumpir esta cacería de brujas ahora mismo, antes que manche aún más a nuestro país», expresó Trump en Twitter.

El presidente estadounidense se refirió al caso como «viejas acusaciones que «no tienen nada que ver con una conspiración. ¡Una farsa!» y agregó que todas la sospechas sobre su relación con Moscú «son un embuste. También calificó al equipo de la fiscalía a cargo de la investigación como «una desgracia para Estados Unidos» que lleva adelante el «trabajo sucio» de Robert Mueller.

Manafort dirigió entre junio y agosto del 2016 la campaña de Trump y estuvo presente por ejemplo en el congreso del Partido Republicano en el que fue nominado el hoy presidente.  

Sessions, en el punto de mira

El magnate hace meses que tiene en el punto de mira a Sessions. No le perdona que renunciara a dirigir la investigación del Rusiagate por el temor a posibles incompatibilidades, ya que el informe preliminar revelaba la existencia de contactos personales entre el fiscal general y algunos agentes rusos.

Trump sostiene que el equipo de investigadores está repleto de agentes del FBI «furiosos» por la derrota de la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton.

Este miércoles,Trump reafirmó que Mueller, al que su defensa intenta recusar, tiene «un enorme conflicto y los 17 furiosos demócratas que están haciendo su trabajo sucio son una vergüenza para Estados Unidos».

La alegada injerencia rusa en las elecciones del 2016 regresó a la agenda con el encuentro que Trump mantuvo con Vladimir Putin hace tres semanas. Putin, dijo Trump, le aseguró «que no ha sido Rusia la que ha participado en ninguna injerencia. Diré lo siguiente: No veo ninguna razón para que lo fuera». Más tarde, Trump dio marcha atrás y afirmó que en realidad quiso decir que no había razón para que no fuera Rusia la responsable por la injerencia.

La diatriba de Trump llega antes del inicio de las declaraciones judiciales de Paul Manafort, que fue su jefe de campaña casi dos meses. Manafort es acusado de haber escondido millonarios ingresos como resultado de su actuación como representante en Washington de los intereses del Gobierno prorruso de Ucrania.

De acuerdo con Trump, Manafort ya había actuado con poderosos dirigentes del Partido Republicano, como el expresidente Ronald Reagan y el exaspirante Bob Dole. «Ha trabajado para mí por poco tiempo. ¿Por qué nadie del Gobierno me dijo que estaba bajo investigación? Esos cargos no tienen nada que ver con ninguna colusión», se defendió.

El ataque a Mueller llega mientras sus abogados intentan negociar las condiciones de un careo que será decisivo para el caso.

aumenta la división interna entre los republicanos: los empresarios, contra la guerra comercial

El magnate arremete contra sus principales financiadores

Trump, arremetió en Twitter contra dos de los principales donantes del Partido Republicano, llamando a los poderosos hermanos Koch «globalizadores, sobrevalorados y una broma total». En su ataque a los hermanos, empresarios de edad avanzada -que desde hace mucho tiempo financian causas conservadoras-, Trump minimizó su importancia para el partido. «Su red esta altamente sobrevalorada, los he derrotado en todo momento», dijo Trump en un ataque que conmocionó a los peces gordos del partido.   

Se espera que organizaciones respaldadas por los hermanos Koch, Charles y David, gasten cientos de millones de dólares en la campaña para las elecciones de noviembre de este año, vitales para el futuro político de Trump.

Si los demócratas recuperan el Congreso, la agenda de Trump podría naufragar y las posibilidades de hacerle un juicio político aumentarían enormemente.

«Los globalizadores hermanos Koch, quienes se han convertido en una broma total en los círculos republicanos, están en contra de las fronteras fuertes y del comercio fuerte», tuiteó Trump.

El magnate hizo una serie de comentarios que sugerían que los hermanos no están contentos con el Gobierno actual y consideran reducir sus actividades políticas.

«Quieren proteger sus compañías fuera de Estados Unidos de ser gravadas», reclamó Trump, que los definió como «dos tipos buenos con malas ideas».

Los Koch fueron utilizados por los republicanos para vender las reformas fiscales de Trump, que han estimulado la actividad económica pero han disparado el déficit. Los dos hermanos empresarios han sido durante mucho tiempo los ogros de la izquierda política de Estados Unidos, pero han hecho causa común con los demócratas en la reforma de la justicia penal y otros temas.

Esta no es la primera vez que Trump choca con hombres de dinero del Partido Republicano. Durante la campaña del 2016 se peleó con el multimillonario Paul Singer, quien financió a varios de sus oponentes en las primarias del partido.