Solo 3.100 euros para reconstruir los daños del terremoto en la isla de Lok

Z. a. SHANGHÁI / COLPISA

INTERNACIONAL

ANTARA FOTO | Reuters

Exteriores localizó ayer a los cincos senderistas españoles sorprendidos por el seísmo

31 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El terremoto del domingo no fue especialmente virulento. La tierra tembló a las 6.47 de la mañana en la isla indonesia de Lombok con una fuerza de 6,4 en la escala de Richter. En países bien preparados, no habría causado grandes daños. Pero cientos de las enclenques construcciones de la popular localidad se vinieron abajo, 16 personas perdieron la vida y 355 más resultaron heridas.

El epicentro del seísmo se localizó a poca profundidad bajo el volcán Rinjani, uno de los principales atractivos de esta isla situada al este de Bali, y provocó corrimientos de tierra que cortaron parte de las vías de acceso al parque nacional en el que se encuentra la montaña.

Allí quedaron atrapados 689 montañeros que disfrutaban de las espectaculares vistas que ofrecen sus frondosos senderos y del lago en forma de luna creciente que está dibujado en su cráter. «Creí que iba a morir. Me agarré al suelo y el temblor duró una eternidad», recordó uno de los montañeros que se encontraba en la cima durante el terremoto, el estadounidense John Robyn.

Según las autoridades, solo un hombre indonesio procedente de la isla de Sulawesi murió al ser alcanzado por rocas durante un corrimiento de tierra. Entre el resto de montañeros que se vieron atrapados, 135 son extranjeros y ninguno sufrió heridas graves. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, confirmó que al menos cinco tienen nacionalidad española y que están localizados y en buen estado.

La dificultad está en sacarlos del volcán. Su cima se encuentra a 3.726 metros sobre el nivel del mar, alcanzarla lleva dos días, y los accesos principales han quedado cortados. No obstante, ayer grupos de senderistas comenzaron el descenso. El terremoto ha provocado que el terreno esté inestable, y cualquier réplica podría traducirse en nuevos desprendimientos. Cientos de esos senderistas no pudieron bajar.

Por eso, ayer Indonesia utilizó helicópteros para lanzar víveres sobre quienes buscaban otras vías de salida y montó varios dispositivos para llevar a cabo evacuaciones aéreas y terrestres.

Afortunadamente para los turistas, el seísmo será solo un susto que podrán rememorar con la tranquilidad de quien no ha perdido nada. Para los afectados, ahora comienza el arduo trabajo de reconstruir sus vidas. Y tendrán que hacerlo con ayudas exiguas. El presidente de Indonesia, Joko Widodo, prometió ayer una ayuda de 50 millones de rupias a cada familia que haya perdido su vivienda. Parece mucho, pero al cambio son solo 3.100 euros.