Patricia Aguilar sufre una infección tras malvivir en una cuadra

M. P. / Agencias REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Atlas TV

La familia lucha para que la joven y su bebé regresen cuanto antes a España, pero la nacionalidad peruana de la pequeña puede retrasar los trámites

07 jul 2018 . Actualizado a las 17:27 h.

El calvario que sufrió Patricia Aguilar durante su estancia en Perú, tras ser captada por una secta cuando era menor a través de las redes sociales y malvivir durante el último año y medio en condiciones infrahumanas, aún no ha terminado. La joven de 19 años, que a principios del año 2017 sacó dinero de la cuenta familiar y voló voluntariamente a Perú recién cumplida la mayoría de edad, fue captada por el ahora detenido, Félix Steven Manrique (que se hacía llamar a sí mismo Príncipe Gurdjieff) con apenas 16, sufre una infección tras malvivir durante meses en una cuadra, según recoge el Diario Información. En ese momento, el arrestado se valió del mal momento que estaba pasando Patricia Aguilar para captarla bajo los prefectos de la secta Gnosis (a la que perteneció Manrique y que ahora niega cualquier tipo de relación con estos hechos). Acababa de morir su tío, sin cumplir aún los 30 años, al que estaba muy unida, y ese duro golpe fue el inicio para que a través de las redes sociales, el hombre comenzase a separarla de su familia, hasta convencerla de que se fuese a Perú con el para llevar a cabo el proyecto que tenía en mente: ella era una de las elegidas para dar a luz a algunos de los 300 hijos con los que pretendía repoblar la Tierra tras el apocalipsis que estaba convencido que llegaría en breve. Ella se marchó allí abducida por sus palabras y creyendo que era su novio, pero al llegar allí se encontró con una situación muy distinta. Su familia en Elche no ha parado de buscarla desde ese momento, y su padre viajó hace unas semanas para lograr recuperar a su hija, colgando carteles por varias zonas del país ofreciendo una recompensa de 10.000 soles (algo más de 2.500 euros) para quien pudiese aportar algún dato sobre su paradero.

Antes la joven se había puesto en contacto con la familia para decirles que no la buscaran, que estaba bien, trabajando en una supuesta oenegé. Pero nunca se rindieron. Aún no han podido hablar con ella, pero sí la han visto, tanto su padre, como el resto de su familia en España, que han descubierto, horrorizados, las condiciones infrahumanas en las que se encontraban tanto ella como su pequeño bebé, una niña de apenas unos meses de vida. Patricia Aguilar está muy demacrada, extremadamente delgada (comía una vez a la semana), viviendo en una cuadra desde hacía meses, lo que le ha provocado una infección bacteriana de la que ya la están tratando y su bebé estaba llena de picaduras de mosquitos. Una tía de la joven declaraba este viernes en Espejo Público que sufre una cardiopatía congénita, y que el embarazo y el parto (que habría pasado sola y sin ningún tipo de atención médica), era una de las situaciones de riesgo a las que se enfrentan quienes padecen este tipo de dolencias.

La intención de la familia de Patricia Aguilar es que tanto ella como su bebé puedan volar cuanto antes a España, para recuperar poco a poco una normalidad que se truncó hace un año y medio. Pero por el momento parece que ese momento no llegará tan pronto como desearían los allegados de la joven. Patricia Aguilar ha ingresado junto a las otras mujeres rescatadas tras la detención de Felix Steven Manrique y los cinco menores en el Programa de Atención a Víctimas y Testigos de la Fiscalía peruana. La joven está como ilegal en Perú, pero su hija sí que tiene la nacionalidad peruana. A los problemas con los papeles que puedan surgir para sacar del país al bebé se suma que por el momento, Patricia Aguilar sigue mentalmente aducida por el líder del grupo con el que se encontraba y no quiere dejar Perú ni entiende porque ha sido detenido. Manrique, de 35 años, quien dirigía una secta apocalíptica y sería el padre de los menores, se podría enfrentar a una acusación por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual y laboral, después de que la fiscal Berenice Romero, según recoge la agencia EFE. Y es que el poder que el hombre ejercía sobre el grupo era tal que además de las condiciones en las que vivían, los menores (que no iban a la escuela) eran explotados laboralmente y se dedicaban a secar y pelar granos de café. Incluso estaban aleccionados ante una hipotética intervención policial, que finalmente ocurrió, y cuando llegó la policía le manifestaron a los agentes que habían huido de sus familias porque abusaban de ellos.

Patricia Aguilar residía en una infravivienda en San Martín de Pangoa, de la selvática provincia de Satipo, que se encuentra en la vertiente oriental de los Andes peruanos, a unos 450 kilómetros de Lima, una zona peligrosa por pertenecer al Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), controlado por el narcotráfico y los remanentes del grupo armado Sendero Luminoso, según EFE.