Japón ejecuta al fundador de la secta que atacó con gas sarín el metro de Tokio

LA VOZ

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JIJI PRESS | AFP

Shoko Asahara, el jefe de la secta Verdad Suprema había sido condenado a muerte en febrero del 2004. Su ataque provocó 13 muertes y 6.300 intoxicados

06 jul 2018 . Actualizado a las 10:58 h.

Shoko Asahara, el fundador de la antigua secta Aum Verdad Suprema ha sido ahorcado este viernes en Japón por su papel en un ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995. La ejecución de la sentencia se ha llevado a cabo casi quince años después de su condena, tras un largo proceso judicial. Otras seis personas relacionadas con este culto, partícipes en este y otros atentados, también han sido ejecutadas, según informa el Ministerio de Justicia nipón.

Asahara, cuyo nombre real era Chizuo Matsumoto, planificó en los años noventauna cadena de ataques que provocaron la muerte a 29 personas. Entre ellos, el más conocido es el del metro de Tokio de marzo de 1995, en el que cinco miembros del grupo entraron en el suburbano de la capital nipona y perforaron con sus paraguas varias bolsas con gas sarín. El ataque provocó la muerte de 13 personas y dejó a más de 6.200 personas intoxicadas con el agente nervioso.

En los años 1980 y 1990, la secta logró atraer a 10.000 fieles, incluyendo ingenieros y médicos que produjeron el gas sarín, un producto mortal creado originalmente por científicos bajo el régimen nazi en Alemania a finales de los años 1930. 

Un año antes, en junio de 1994, otros integrantes de la secta liberaron este mismo agente nervioso en una zona de estacionamiento de coches en la ciudad de Matsumoto, en la provincia de Nagano. El veneno, fabricado por la propia organización, mató a ocho personas.

Asahara fue detenido dos meses después del ataque en Tokio y en 2004 fue declarado culpable de 13 cargos y sentenciado a muerte. El tribunal aseguró entonces que «la motivación y el propósito de sus crímenes fueron escandalosos y ridículos a la vez, ya que trató de controlar a Japón en nombre de la salvación».

«Lavado de cerebro»

Nacido el 2 de marzo de 1955, hijo de un fabricante pobre de tatamis en la isla de Kyushu (suroeste de Japón), en una familia de nueve hijos, padecía una ceguera casi total, debida a un glaucoma congénito, por lo que sus padres lo enviaron desde lo seis años a una escuela para ciegos.

Según testigos, ya de joven estaba movido por la ambición y tenía una sed de poder muy fuertes, así como un gusto por la dominación y la manipulación, durante su estancia de 13 años en el centro para ciegos.

«Para él, la violencia era como una pasión. Cuando la cólera se apoderaba de él, nada podía detenerlo», contó un compañero de clase.

Asahara dejó la escuela cuando tenía 19 años con un diploma de acupuntor.

Se presentó al examen de ingreso en la prestigiosa Universidad de Tokio, pero no lo superó. Tras haber querido ser médico, quiso meterse en política.

Antes de casarse, abrió una clínica de acupuntura en la periferia de Tokio a finales de los años 1970 y ganó mucho dinero vendiendo plantas medicinales, incluyendo un «producto milagro»: una cocción de pieles de naranja que le costó sus primeros problemas con la policía en 1982 y el cierre de su clínica.

En 1984 fundó una primera secta religiosa en Tokio pero el culto no se cambió de nombre, a «Aum Verdad Suprema», hasta 1987.

Desde entonces, el «profeta», adorador de Shiva, dios de la destrucción en la mitología hindú, no dudaba en presentarse como el Cristo o Buda reencarnados.

Sus devotos discípulos, sometidos a una dura disciplina, estaban obligados a llevar unas gorras especiales con electrodos que, supuestamente, difunden las ondas cerebrales del «maestro».

«Asahara era bueno para el lavado de cerebro», considera Kimiaki Nishida, profesor de psicología social en la Universidad Rissho de Tio. Según él, el gurú «mostró hábilmente su carisma y sedujo a jóvenes que sentían una forma de vida distinta en sociedad japonesa» en un periodo de consumo a ultranza.