López Obrador arrasa en México y lleva la izquierda al poder

Efe MÉXICO

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Tras su contundente victoria, que saca a miles de mexicanos a las calles, el candidato afronta ahora el enorme reto de hacer posible el gran cambio político que ha prometido

02 jul 2018 . Actualizado a las 13:14 h.

Andrés Manuel López Obrador ha logrado una holgada victoria a la Presidencia de México, dando un histórico giro a la izquierda con más del 50 % de los votos -según los primeros datos del órgano electoral- lo que llevó a sus oponentes a admitir su derrota incluso antes de los resultados oficiales.

«Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés superior», apuntó López Obrador en un mensaje tras declararse ganador de la contienda.

De acuerdo con una muestra de unas 7.700 actas de votación del Instituto Nacional Electoral (INE), López Obrador obtuvo entre el 53 % y el 53,8 % de los votos.

Según esos datos, el aspirante del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, obtuvo entre el 22,1 % y el 22,8 % de los sufragios; el candidato del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade, cosechó entre el 15,7 % y el 16,3 % de los votos, y el independiente Jaime Rodríguez Calderón, «El Bronco», entre el 5,3 % y el 5,5 % de los sufragios.

«No voy a decepcionar ni a traicionar al pueblo», agregó el futuro presidente, que asumirá el cargo el 1 de diciembre, en un mensaje desde el Hotel Hilton del Centro Histórico de Ciudad de México, en el que aseguró que erradicará la corrupción y ayudará a todos, pero especialmente a los más pobres.

Unos minutos antes, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, reconoció el triunfo del líder izquierdista y dijo que se comunicó con él para felicitarlo y ofrecerle colaboración.

«Hace unos momentos me comuniqué con el ganador de la elección presidencial para expresarle mi felicitación y asegurarle que él y su equipo de trabajo contarán con la colaboración con el Gobierno de la República para realizar una transición ordenada y eficiente», declaró en un mensaje a la nación.

Aunque López Obrador esperó a los resultados del recuento rápido, los datos de las encuestas a pie de urna ya vaticinaban un amplio triunfo del izquierdista, en consonancia con las encuestas dadas a conocer durante la campaña.

Con inusitada rapidez, Meade reconoció que las tendencias de voto en los sondeos a pie de urna no le favorecían y le deseó éxito al líder izquierdista «por el bien de México».

«López Obrador es quien obtuvo la mayoría y tendrá la responsabilidad de conducir el Poder Ejecutivo», dijo quien fue ministro de Hacienda y de Relaciones Exteriores durante el mandato de Enrique Peña Nieto (2012-2018).

Poco después de estas palabras salió Anaya, principal contrincante de López Obrador.

«Ninguna democracia funciona sin demócratas y, porque creo en la democracia y soy un demócrata, digo hoy ante los y las mexicanas que la información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador», remarcó Anaya poco después del cierre de urnas.

El cuarto aspirante a la Presidencia, el candidato independiente Jaime Rodríguez, quien prometió cortar la mano a los políticos corruptos e instaurar la pena de muerte en el país, de haber ganado las elecciones, también reconoció el triunfo del candidato del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

«Esto es solo un ejercicio democrático en que los mexicanos decidieron, y si los mexicanos decidieron seguir con la pata en el pescuezo, yo lo respeto», declaró.

Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón (2006-2012), también felicitó a López Obrador poco después del cierre de urnas por un «triunfo que marcan las tendencias», y deseó «éxito en su gobierno por el bien de México y de todos los mexicanos».

Zavala se separó del PAN para presentarse como candidata independiente, si bien se retiró de la carrera presidencial a mediados de la campaña en lo que consideró un «principio de congruencia y honestidad política».

A la tercera va la vencida, y López Obrador logrará dirigir México, la segunda potencia latinoamericana, después de Brasil, tras sus derrotas en unas elecciones presidenciales en 2006 y 2012, que él atribuyó al fraude electoral.

Con este rápido reconocimiento de resultados, el cambio político a la izquierda parece que empezará de manera inmediata, si bien López Obrador no asumirá el cargo oficialmente hasta el 1 de diciembre.

Este 1 de julio estaban llamados a las urnas unos 89 millones de mexicanos para elegir a más de 3.400 cargos públicos, entre ellos el presidente, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, diputados y senadores. El titular del INE, Lorenzo Córdova, afirmó tras el cierre de urnas que esta ha sido una «votación masiva» y una «jornada ejemplar» con incidentes «aislados» y atendidos por personal del órgano. Según el INE, la participación fue de cerca del 63 %.

Miles de mexicanos celebran la victoria: «¡Sí se pudo!»

Miles de mexicanos celebraron hoy en las calles de la capital mexicana el triunfo del izquierdista Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales con el «¡Si se pudo» usado en el fútbol para las gestas con sello de imposible.

GUILLERMO ARIAS

En el Zócalo de la Ciudad de México se reunieron unas 80.000 personas que celebran la victoria de López Obrador para un periodo de seis años como Presidente de México que comenzará el próximo 1 de diciembre.

«Este es el primer paso para empezar a sanear al país porque está muy deteriorado», asegura el actor mexicano Damián Alcázar, uno de los ciudadanos que asistió al Zócalo capitalino.

Alrededor de 250.000 muertos y unos 40.000 desaparecidos desde 2006, cuando inició la guerra contra el narcotráfico, dan cuenta de ese deterioro.

«Pensé que nunca vería esto, un gobierno de izquierda en México parecía imposible», señala Carlos, un oficinista de 53 años.

El triunfo de López Obrador se perfiló desde que los candidatos José Antonio Meade, Ricardo Anaya y el independiente Jaime Rodríguez, reconocieron su ventaja nada más comenzar a cerrar las mesas de votación.

«La tercera fue la vencida, AMLO ya había ganado dos veces, en 2006 y 2012, pero nos hicieron fraude», afirmó Estela una ama de casa de 74 años que llegó al Zócalo acompañada de sus dos hijas.

La esperanza de un cambio en muchas áreas, principalmente en seguridad y economía, es lo que ilusiona a la mayoría de los asistentes.

«El de Andrés Manuel es un triunfo para el país», dijo a Efe Blanca, una mujer en silla de ruedas, de 42 años, que trabaja para una aseguradora en esta capital.

Cuando la autoridad electoral mexicana anunció que la tendencia del recuento de votos anticipaba que el triunfo de López Obrador es irreversible estalló el «¡sí-se-pu-do, sí-se-pu-do!», para dar paso también al «¡Es un honor estar con Obrador!. 

Llega la hora de la verdad para López Obrador

Tras recibir el sólido mandato popular, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador afronta ahora el enorme reto de hacer posible el gran cambio político que ha prometido. Acabar con la corrupción y la impunidad, reducir los niveles de violencia y mejorar las condiciones de vida de los mexicanos son las prioridades a las que se enfrenta.

PEDRO PARDO

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, felicitó rápidamente a López Obrador en un mensaje vía Twitter y se ofreció a trabajar juntos «por el beneficio mutuo de Estados Unidos y México». La principal organización de los empresarios mexicanos, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), le felicitó también y se ofreció a trabajar con el nuevo presidente para el bien de México.

Todos estos apoyos otorgan a López Obrador una enorme legitimidad y elevan, a la vez, el desafío de cumplir con las enormes expectativas creadas.

La coalición de izquierdas que lidera López Obrador, denominada Juntos Haremos Historia, ha logrado además un éxito sin precedentes al ganar en cinco de los estados en que presentaba candidatos a gobernador, según resultados preliminares, mientras el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) se enfrenta a una enorme pérdida de poder, una debacle histórica.

Los resultados, todavía provisionales, confirman que las encuestas de opinión que otorgaban a López Obrador una amplia ventaja acertaron de pleno y aseguran también la limpieza en las elecciones y la ausencia del temido fraude que dominó durante décadas el sistema político mexicano.

Para López Obrador llega, por tanto, su hora de la verdad para un político profesional que comenzó en el PRI en los años 70, que participó en la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y hace cuatro años creó el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que encabeza la coalición de izquierdas que lidera.

Hacer posible un cambio real y cumplir las promesas electorales son los grandes desafíos del próximo presidente, además de equilibrar sus tendencias populistas con el político pragmático que demostró ser en su gestión de jefe de Gobierno de Ciudad de México (2000-2005).

Los sectores conservadores de México y una parte de la clase empresarial temen sus tendencias cuasitotalitarias por sus fuertes convicciones propias y lo complicado que resulta hacerle cambiar de opinión.

Los empresarios que respaldan a López Obrador, como Alfonso Romo, no temen que la nueva administración, que comenzará su gestión el próximo 1 de diciembre, aplique un modelo radical que eche al traste las reformas estructurales de los últimos años.

En materia económica López Obrador repitió la noche del domingo en su discurso triunfal que no habrá nacionalizaciones ni expropiaciones, y que tampoco subirá los impuestos ni aumentará la deuda pública del país.

¿De donde saldrá entonces el dinero para pagar los programas sociales que ha prometido? Programas sociales que van desde las ayudas a los pobres, los discapacitados, los ancianos o desempleados, a semejanza de los programas populares que aplicó cuando fue alcalde de la capital.

Su respuesta básica al interrogante de cómo pagar estos programas es que los fondos vendrán de las estrictas medidas de austeridad en la gestión de gobierno y de la lucha contra la corrupción que reportará a las arcas del gobierno más de 20.000 millones de dólares anuales.

Su modelo de político austero y frugal se asemeja al del ex presidente de Uruguay José Mujica, aunque sus críticos, como el candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, señalan que en realidad su hijos y familia viven de la política y de lo que genera el partido Morena.

Un momento clave de la nueva administración vendrá con las decisiones sobre la continuidad o no de las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México o la continuación de la reforma energética que comenzó en el 2014 y que supuso el fin del monopolio estatal sobre la explotación de los hidrocarburos.

López Obrador comenzó la campaña electoral prometiendo que cancelaría esa y otras reformas y las obras del aeropuerto, pero el domingo como ganador habló ya de revisar y no cancelar esos contratos, en una muestra del pragmatismo al que parece obligado cuando en diciembre ocupe oficialmente la Presidencia de México.