Merkel rebaja las expectativas sobre la cumbre de Bruselas

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

27 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Angela Merkel sabe lo que la espera en la cumbre de esta semana en Bruselas. «Como dije, para las siete directivas que conforman el paquete de asilo no habrá una solución de aquí al viernes. La buena noticia es que hay un acuerdo sobre cinco, y se está trabajando en otros dos», reconocía ayer en rueda de prensa junto al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Consciente de que será imposible doblegar tanto a los países de Visegrado como a Austria e Italia, Merkel está decidida a forjar alianzas bilaterales con sus socios europeos para que se comprometan a acoger a los refugiados que sean expulsados de Alemania. Pero, sobre todo, busca que el sur de Europa selle pactos con los países de origen de la migración en nombre de la UE, similares al que ella firmó con Turquía en marzo de 2016.

Con esas propuestas viajará el jueves y viernes a Bruselas. Para ello, mantuvo ayer un encuentro preparatorio con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien apuesta además por trasladar a los refugiados que sean rescatados en el Mediterráneo a centros situados fuera de la UE. Por el contrario, el líder galo, Emmanuel Macron, y Sánchez, desean que esos centros cerrados se levanten en territorio comunitario.

Ambos mandatarios abogan por buscar una solución común a la crisis migratoria, tendiendo así la mano a Merkel, amenazada por su socio más a la derecha en la gran coalición, la CSU bávara, que exige expulsiones de demandantes de asilo en la frontera. El líder de ese partido y ministro del Interior, Horst Seehofer, le dio de plazo hasta el domingo para alcanzar un acuerdo con sus vecinos que sirva para reducir la cifra de llegadas al país.

Un ultimátum que propició que el tercer socio de Gobierno, el SPD, convocara para ayer por la noche una reunión de crisis entre los jefes de las tres formaciones, con el fin de acercar posturas. Poco antes, algunas voces de la CSU bávara enviaban un mensaje conciliador. «La CDU y la CSU son una alianza del destino» que perdura desde hace 69 años, y así seguirá siendo, afirmó el líder del grupo parlamentario bávaro, Alexander Dobrindt.

El propio Seehofer insistió en que asumir que la coalición se rompería por las diferencias en política migratoria es «ingenuo», aunque dijo no entender que Merkel haya rechazado su plan por lo que tachó de mero «detalle técnico». Un plan que prevé echar a todos aquellos refugiados que entraran al continente por otro país, antes de llegar a Alemania, y que ayer los conservadores bávaros acordaron implementar de forma unilateral si Merkel no logra un consenso en la UE.

Entretanto, muchos hablan de un teatro por parte de una CSU que consideran que terminará cediendo. Independientemente de ello, la imagen de la gran coalición, que apenas lleva cuatro meses en activo y costó otros seis de duras negociaciones, ya ha quedado en entredicho. «Se están peleando con una fuerza desmedida sobre problemas que tienen solución», criticó el presidente, Frank-Walter Steinmeier.