Autonomías y ayuntamientos se vuelcan con la llegada del Aquarius

RAMÓN GORRIARÁN MADRID / COLPISA

INTERNACIONAL

KARPOV / AFP

Los rescatados de otro barco hundido en Libia reclaman atención y un destino

13 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las 17 autonomías y un sinfín de ayuntamientos de todo el país se pusieron ayer a disposición del Gobierno central para acoger en sus centros a los 629 inmigrantes que llegarán a Valencia el próximo sábado a bordo del Aquarius y dos barcos italianos a los que los náufragos fueron trasvasados por seguridad.

Los rescatados en el mar se enteraron de su nuevo destino a media mañana. La algarabía se apoderó de la embarcación y fueron muchas las bromas sobre los equipos de fútbol. Poco antes se había puesto fin a la difícil situación a bordo por la escasez de víveres y las malas condiciones para la navegación, que hicieron dudar a las oenegés Médicos sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranèe sobre la posibilidad de dirigirse a los muelles de Valencia.

Barcos italianos trasladaron a bordo del Aquarius leche, agua, alimentos y otras medicinas. Los voluntarios redistribuyeron a los 629 viajeros en otras dos embarcaciones, la Luigi Dattilo de la Guardia Costera y Orione, un barco de guerra de la Marina italiana reagrupados por familias. «Al principio había mucho nerviosismo, porque temían ser devueltos a Libia, pero luego vieron que todo iba bien y estalló la música», contaba un cooperante tras informar a los viajeros de que les esperaban 1.300 kilómetros de viaje, unos tres días y medio en el mar. Según Médicos Sin Fronteras, la madrugada no había sido fácil: «Interpretaban la ausencia de movimiento y noticias como un riesgo. Estaban nerviosos, agotados y exhaustos».

La felicidad del Aquarius contrastaba con la incertidumbre de otros 41 norteafricanos y magrebíes rescatados por un barco estadounidense tras el hundimiento de su patera -que causó al menos 12 muertos- y trasladados al Sea Watch 3, otro de los navíos de auxilio a migrantes que Médicos sin Fronteras tiene destinado en el Mediterráneo. La pregunta fue inmediata: «¿Adónde irán esos nuevos náufragos?». MSF reclamaba un puerto cercano, pero Italia ya anunció el cierre definitivo de sus muelles para los buques repletos de inmigrantes ilegales. 

Batalla política

La reacción del PP ante la oferta del Gobierno para que el barco Aquarius desembarque en el puerto de Valencia los 629 inmigrantes que lleva a bordo dividió las aguas en el PP. Unos dirigentes aplaudieron la actuación gubernamental y otros acusaron al Ejecutivo de «demagogia» y de abrir una puerta «peligrosa». Refleja la misma fractura que existe respecto a la estrategia de oposición al Gobierno de Pedro Sánchez, los hay partidarios de la confrontación sin concesiones y los defensores de la fiscalización constructiva. El coordinador general del partido, Fernando Martínez Maillo, alertó de que es un paso «muy peligroso» porque «esto no puede ser un coladero» para inmigrantes. El número tres del PP acusó a Sánchez de ser «más efectista que efectivo» con un gesto que no puede ser solo de un país porque se trata de «un problema» de la Unión Europea. Su compañero Javier Maroto reprochó al presidente del Gobierno que busque «la foto» sin un plan global para la política migratoria. El secretario de Política Social y Sectorial del PP preguntó a Sánchez qué va a hacer si Italia persiste en su negativa a admitir que atraquen en su país los barcos con subsaharianos rescatados. «¿Va a aceptar 200 Aquarius al año?»; y si la crisis se produce en Melilla, «¿va a levantar la valla?». Esa postura chocó con la de otros muchos líderes, que se mostraron dispuestos a colaborar. La fractura en el PP con la llegada del Aquarius es el reflejo de la soterrada disputa que existe en el partido por la oposición que deben hacer al Gobierno del PSOE.

Estatus de refugiados

Lejos de entrar en el cuerpo a cuerpo, el Gobierno mantuvo su hoja de ruta y anunció que concederá el estatus de refugiado y de personas en acogida a los 629 migrantes que viajan en tres barcos hacia Valencia por la situación «de emergencia y excepcionalidad», al margen de la condición personal de cada uno de ellos.

La vicepresidenta, Carmen Calvo, coordinará la llegada y la atención de los embarcados en los tres buques a la explanada donde se celebró la Copa América en Valencia. Luego tocará el reparto de los inmigrantes.