Los inmigrantes se agrupan por nacionalidades y se están creando guetos. La mayoría presentan síntomas de cansancio, deshidratación y mareos; 15 de ellos, quemaduras químicas serias
11 jun 2018 . Actualizado a las 16:40 h.La comida se acabará en breve y el calor aprieta en la cubierta del Aquarius, donde los unos 600 inmigrantes esperan agrupados bajo lonas mientras se resuelve el desembarco del buque en el puerto de Valencia autorizado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En el buque viajan junto a ellos la periodista de RNE Sara Alonso y el fotoperiodista Óscar Corral -junto a una tercera reportera de El País-, quienes han alertado a Efe de que los suministros podrían agotarse en breve.
El barco de la ONG Sos Méditerranée -con la asistencia de Médicos sin Fronteras- lleva, concretamente, a un total de 629 inmigrantes a bordo, entre ellos un centenar de niños, y se encuentra a 35 millas de Italia y 25 de Malta, esperando que se concrete la autorización de España para desembarcar después de que las autoridades italianas y de Malta les hayan dado la espalda.
Dentro del barco, «la gente está preocupada porque no tiene información, quieren que les dejen cargar el teléfono móvil para hacer llamadas y avisar a su familia, y estamos en medio del Mediterráneo», ha relatado Oscar Corral, que con su trabajo está poniendo rostro a los protagonistas de este drama. «Hace calor y se han colocado lonas, pero empieza a haber problemas de espacio; hay momentos de tensión porque en toda la mañana el barco no se ha movido y no tienen ningún tipo de información», ha añadido el fotoperiodista de El País.
Corral opina que «la solución debe ser rápida», porque los responsable del barco aseguran que la gestión de la comida para más de 600 personas no está calculada para muchos días. «Hay que dar una solución porque la comida se va a acabar», explica este reportero, que alerta de que «empiezan a saltar chispas por cuestiones de espacio; los migrantes se están agrupando por nacionalidades y se están creando guetos».
A los refugiados ya les empieza a pesar el cansancio por los días de navegación; algunos fueron rescatados el pasado sábado y la capacidad del barco no es suficiente para estar tantas jornadas en el mar. «La gente ya está muy cansada, llevamos dos días aquí dentro del barco, más la jornada de fuera», ha alertado Sara Alonso, periodista del área internacional de RNE, quien ha detallado que los hombres duermen en la cubierta del buque, mientras que las mujeres y los niños en el interior.
Uno de los sanitarios de Médicos Sin Fronteras que está atendiendo a los rescatados, David Beversluis, también avisa de que a partir de este martes no tendrán «suficiente comida». «Tienen agua y alimentos para todos, pero solo para hoy, y no van a tener suficiente para mañana». Por el momento, la mayoría de los inmigrantes presenta síntomas de cansancio, deshidratación y mareos que el personal del barco puede atender, ha señalado el facultativo, que advirtió de que la situación puede empeorar si se mantiene mucho más tiempo el «hacinamiento y el estrés». Crece además la preocupación por el estado de algunos migrantes, como el de las mujeres embarazadas y también el de «15 personas con quemaduras químicas serias en el cuerpo debido a la mezcla entre el agua del mar y el gasóleo durante la travesía».
Otros 790 inmigrantes, rescatados este domingo en el Mediterráneo, esperan en otro barco de la Guardia Costera italiana a que también se les indique un puerto para desembarcar.