May evita la dimisión de su ministro del «brexit» al adoptar la tesis eurófoba

Íñigo Gurruchaga LONDRES / COLPISA

INTERNACIONAL

PATRICK SEEGER | EFE

Londres propone un plan temporal para evitar una «frontera dura» en Irlanda

08 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Reino Unido cumplirá las reglas de la unión aduanera europea sobre aranceles o productos procedentes de terceros países por un tiempo indefinido si Londres y Bruselas no han conseguido llegar, antes de que termine el período de transición del brexit (de marzo del 2019 a diciembre del 2020), a un acuerdo sobre sus relaciones comerciales futuras que no obligue a crear controles fronterizos.

La decisión del Gobierno de Theresa May se publicó ayer como una «nota técnica» para las negociaciones del brexit y se presenta como la propuesta de Londres para evitar que se creen una frontera dura en la isla de Irlanda. Si los negociadores comunitarios la aceptan, el diálogo sobre la futura relación ya podría comenzar. La intención de ambas partes es que concluya con un acuerdo en octubre.

La política británica ha vivido en las últimas semanas un frenesí sobre la unión aduanera, sobre las dos ideas que el Gobierno tiene para el funcionamiento de aduanas «sin fricción» con la UE y sobre la apremiante necesidad de presentar una solución al enredo irlandés, una vez encaminados otros capítulos como el futuro estatus de los residentes y el pago británico de compromisos antes pactados. El problema irlandés se plantea por la firme oposición de todas las partes a crear controles en la históricamente conflictiva frontera entre la república de Éire y la provincia británica de Irlanda del Norte y por el carácter inevitable de esos controles en el momento en que Irlanda permanezca en la UE y la provincia norteña se vaya de la Unión con el resto de Gran Bretaña.

Bruselas sugirió una solución querida por nacionalistas irlandeses y tomada en Londres como provocación: que la frontera de la UE en la isla irlandesa después del brexit recorriese todo su perímetro, metiendo a los unionistas de Úlster con el resto de irlandeses y separados de los británicos. Brexiters entusiastas quieren que Londres se vaya de la unión aduanera, no establezca controles y que sea lo que Dios quiera. La primera ministra ha llegado a la conclusión de que la única manera de evitar la frontera irlandesa es que todo el Reino Unido permanezca en la unión aduanera y cumpla las normas comunitarias, si no se ha encontrado otra solución al final del 2020. Los brexiters argumentan que su país se convertiría así en un «Estado vasallo» de la UE. Londres podría firmar tratados comerciales con otros países, si no chocan con la Unión.

La «nota técnica» publicada ayer apunta un deseo de no liquidar a Bruselas el IVA como hasta ahora. Esta propuesta figuraba ya en el acuerdo que el Reino Unido y el Consejo de la UE sellaron en diciembre, pero la política británica vive tiempos de alboroto verbal y pasiones apenas contenidas y se hablaba en los últimos días de la posible dimisión del negociador nominal con Bruselas, el ministro David Davis, porque Theresa May no le había mostrado la nota técnica, elaborada por altos funcionarios que rodean a la primera ministra.

David Davis habría exigido que el documento incluyese una fecha límite a esta nueva prolongación de las servidumbres británicas para con la UE. El Gobierno «espera» que en el 2021 se haya negociado una relación permanente sin necesidad de frontera irlandesa, dice el documento. El ministro Davis se da por satisfecho. El farragoso brexit ofrecerá la próxima semana un nuevo episodio parlamentario, con la oposición en los Comunes y la mayoría de los Lores intentando complicarle la vida aún más a la primera ministra conservadora.