5 Estrellas recula e intenta formar gobierno en Italia a la desesperada

María signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

CIRO FUSCO

Retira la propuesta de «impeachment» a Mattarella y propone volver al pacto con Salvini

31 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Incluso en un país acostumbrado a las más rocambolescas situaciones políticas, lo que está corriendo estos momentos ha dejado a los italianos sin palabras. Si el martes se acostaron esperando la lista de ministros del Gobierno técnico de Carlo Cottarelli, ayer se despertaron con los telediarios anunciando que el Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Luigi Di Maio no solo retiraba la petición de impeachment contra el presidente Sergio Mattarella sino que le proponía su colaboración para volver al acuerdo de Gobierno firmado con la Liga de Matteo Salvini.

La primera consecuencia ha sido congelar la presentación del Ejecutivo técnico porque, como ha explicado el propio Cottarelli a la salida de una reunión informal con Mattarella, han surgido «nuevas posibilidades para que nazca un gobierno político». Durante toda la tarde de ayer se sucedieron en el Quirinal las reuniones y los contactos, primero con Luigi Di Maio, y más tarde con Cottarelli. Al cierre de esta edición, eran varias las posibilidades que se barajaban, entre ellas un Ejecutivo liderado por Cottarelli con la garantía de Liga y M5E de apoyar los presupuestos para 2018 y acudir a las urnas en septiembre o un gobierno de la Liga y el M5E presidido por Giuseppe Conte.

El cambio de estrategia que el M5E se ha visto obligado a efectuar está marcado por los resultados de las últimas encuestas que sitúan a la xenófoba Liga de Salvini pisándole los talones en caso de nuevos comicios. Luigi Di Maio se ha dado cuenta de que la oportunidad de gobernar se podría esfumar con un gobierno técnico y se ha lanzado a una desesperada intentona de salvar el acuerdo de gobierno vetado por el presidente. Para ello ha tenido que recular de sus posiciones radicales del domingo y congraciarse con el Quirinal, que le ha dado su apoyo, mientras proponía un cambio de ministerio para el eurófobo Paolo Savona, partidario de la salida de Italia de la moneda única. 

Tozudez de la Liga

Hasta el momento, la propuesta solo ha obtenido una vaga respuesta de Salvini. El líder de la Liga, sabedor de que la suerte del Ejecutivo se encuentra en sus manos, se dedica a dictar condiciones. «Si se quiere, hay un contrato de gobierno con un equipo ya formado. Estábamos ya preparados para empezar la pasada semana y no nos han dejado. Basta solo que nadie ponga vetos al programa o al equipo», esto es, un Gobierno siempre con Savona como ministro de Economía. La tozudez empieza a irritar al M5E que ya solo espera que sea el propio economista quien se saque del medio.

La opción preferida de Salvini sería la de las elecciones «no a finales de julio» pero «cuanto antes mejor». Su estrategia hasta ahora funciona a la perfección porque es él quien marca el ritmo de la política al tiempo que gana apoyos entre los ciudadanos. Se trata de avivar el sentimiento nacionalista de los italianos con un discurso antieuropeo y antiestablishment que culpa a Bruselas de todos los problemas que tiene el país, desde la deuda pública hasta la inmigración ilegal.

La jornada de transición en lo político también fue un día de pausa para los mercados. Después de varios días con la Bolsa de Milán en pérdidas, ayer cerró con +2,07 % mientras la prima de riesgo bajaba hasta los 250 puntos. Todo indica que el Gobierno de Cottarelli, y mejor aún si cuenta con el apoyo del M5E y la Liga, daría confianza a los inversores.

El presidente, en el punto de mira de los eurófobos: «Comunista esclavo de Bruselas»

Cuando el pasado domingo Sergio Mattarella ejerció todo su poder como presidente de la República, aun a riesgo de erosionar su popularidad, para impedir el gobierno euroescéptico que querían poner en marcha el M5E y la Liga, se ganó la antipatía, cuando no la enemistad abierta, del 50 % de votantes que optaron por estas dos fuerzas en las elecciones del 4 de marzo.

«Comunista esclavo de Bruselas», «Mafioso de mierda» o «Hipócrita anti italiano» fueron solo algunos de los insultos que se le empezaron a dedicar en las redes sociales, donde se llegó incluso a dirigirle amenazas de muerte. Según Colpisa, no faltó quien le deseó que tuviera «el mismo final que su hermano». Aunque han pasado ya casi cuarenta años de su asesinato a manos de Cosa Nostra, todavía se recuerda a Piersanti Mattarella, el entonces presidente regional de Sicilia al que le dispararon ocho tiros de pistola cuando circulaba con su Fiat 132 por las calles de la capital, Palermo, el 6 de enero de 1980.

Los «Corleonesi», el clan más poderoso y brutal en la historia del crimen organizado siciliano, se lo quitaron de encima por su abierta oposición a la presencia de los mafiosos y su voluntad de que la isla más grande del Mediterráneo pasara página. 

Democracia cristiana

Detrás del coche de Piersanti iba en otro vehículo su hermano menor, Sergio, al que le tocó sacar del automóvil el cuerpo tiroteado del presidente siciliano y certificar que no se podía hacer nada por salvarle la vida. La escena fue inmortalizada por Letizia Battaglia, la gran fotógrafa que documentó como nadie aquellos años de plomo en Sicilia.

Sergio Mattarella heredó de su hermano las ganas de cambiar las cosas y, tras una brillante trayectoria como jurista, optó por entrar en política, iniciando así una larga carrera primero en las filas de la democracia cristiana, en el sector de Aldo Moro, y después en la órbita del Romano Prodi. Su prestigio lo llevó en febrero del 2015 al más alto cargo de Italia, donde tomó el relevo de Giorgio Napolitano y está pasando ahora los días más difíciles desde que se convirtió en jefe del Estado. Este fin de semana deberá enfrentarse a la ira de los eurófobos, muy enfadados por su empeño de mantener a Italia dentro de la ortodoxia europea. Un precio pesado por mantenerse fiel a sus obligaciones constitucionales.