La UE exige a Londres que se haga cargo de sus decisiones y que encare el «brexit»

c.p. BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

WILL OLIVER | Efe

Fuentes de la CE aseguran, visiblemente enfadadas, que no se ha avanzado absolutamente nada en torno a la solución para la frontera entre las dos Irlandas

26 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Dejen las fantasías y asuman las consecuencias de sus decisiones». Es el mensaje que envió la UE esta semana a Londres. Bruselas le ha dado cuatro semanas al Gobierno de May para poner fin a los rodeos en torno a las negociaciones sobre el acuerdo de salida. Falta menos de un año para que los británicos digan adiós a la UE y todavía no tienen claro cuál será el plan a seguir.

Fuentes de la Comisión Europea aseguraron esta semana visiblemente enfadadas que no se ha avanzado absolutamente nada en torno a la solución para la frontera entre las dos Irlandas. Bruselas insiste en que la única forma de evitar una frontera física para el control de las mercancías y la circulación de personas es que Reino Unido o Irlanda del Norte se sometan al alineamiento regulatorio de la UE o que permanezcan en la unión aduanera, dos opciones que May rechaza. «Necesitamos avances sustanciales para la cumbre de junio», advierte Bruselas.

La premier sigue retorciendo las mismas opciones que barajaba el pasado agosto con la esperanza de que la UE ceda. Los 27 insisten en que no aceptarán su «sistema de máxima facilitación», un mecanismo de controles fronterizos con alta tecnología para agilizar los trámites. La cuenta atrás sigue corriendo y May demuestra no tener ni estrategia ni baza negociadora. Desde el Parlamento británico ya la han azuzado para que dé un paso adelante antes de que se acabe el tiempo y se vean condenados a permanecer a partir del 1 de enero del 2021 (al término del periodo transitorio) en la actual unión aduanera.

El brexit también hace aguas por el flanco de la cooperación. Por alguna razón, la delegación británica creía que podría convencer a la UE para tener acceso privilegiado a programas de ciencia e investigación como el del sistema de navegación por satélite Galileo. Aunque Bruselas abre las puertas a que utilicen su señal, se niega a compartir la información sensible sobre seguridad o a reembolsar los activos del programa. «Sería una ruptura de la autonomía y soberanía de la UE», sostiene. El propio ministro de Economía británico, Philip Hammond, alertó ayer de la alta probabilidad de quedar excluidos del GPS europeo. «Si esta situación acaba siendo imposible, tendremos que hacerlo nosotros solos, quizás con la ayuda de socios de fuera de Europa, o en EE.UU., para levantar un tercer sistema en competición».

El equipo de Michel Barnier también se niega a aceptar la demanda del Reino Unido a seguir participando en las redes y plataformas de intercambio de información y datos como Europol. Bruselas ofrece crear un mecanismo alternativo y negociar un acuerdo de extradición para asuntos de cooperación judicial, puesto que el marco de las euroórdenes dejaría de aplicarse en el Reino Unido si sus autoridades se niegan a alinearse con las normas europeas. «La UE es un sistema en el que los Estados miembro no confían entre ellos de forma espontánea sino sobre unas normas comunes, su cumplimiento y las garantías de un tribunal europeo», le recordaron a Londres.

Nada de reconocimiento mutuo. O aplican las mismas normas que el resto de europeos o no habrá excepciones. «Si cedemos, significaría que los socios confían más en la palabra del Reino Unido de lo que confían entre ellos», defienden los negociadores, quienes exigen a May que asuma su papel. «Tenemos la impresión de que quieren transferir las responsabilidad de sus propias decisiones a la UE en lugar de aceptar que la salida tendrá sus consecuencias».