Luis Posada Carriles, el anticastrista que sobrevivió a Fidel

f. e. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

TERESITA CHAVARRIA | afp

Participó en Bahía Cochinos, voló un avión y puso bombas, pero no logró tumbar al castrismo

24 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hubiera una definición de anticastrista por antonomasias, llevaría la foto de Luis Posada Carriles. Eligió para morir el refugio de exiliados cubanos en Miami en el que dormía desde que un fatal accidente de tráfico en el 2015 estuvo a punto de costarle la vida. Nacido en Cienfuegos, estudió Medicina en La Habana, pero pronto entró a trabajar en la fábrica de Firestone en la capital cubana.

La victoria de Fidel Castro cambió su hoja de ruta vital. Se vinculó a los grupos antirrevolucionarios y acabó acogido en la embajada de Argentina en 1961, que le brindó un salvoconducto hacia México.

Su ferviente anticomunismo acabó por acercarlo a la CIA, que lo convirtió en la cara de la lucha contra los regímenes izquierdistas en Latinoamérica. El primero de sus muchos fracasos fue el intento de desembarco en Bahía Cochinos, donde ya ejerció como instructor a sueldo de la agencia de inteligencia estadounidense. Su larga hoja de servicios le llevó a los conflictos de Nicaragua, Guatemala, Venezuela o El Salvador, donde casi siempre salió derrotado en sus pretensiones de derrotar a las formaciones de izquierda con las que rivalizaba, Se retiró del ejército estadounidense en 1963, con el grado de subteniente, pero nunca dejó de servir al espionaje de EE.UU.

Su obsesión con matar a Fidel Castro era tal que nunca le importaron los daños colaterales. En 1976 dinamitó en Barbados un avión cubano con 76 personas a bordo. Y en 1997 protagonizó una ofensiva contra el turismo en la isla caribeña con una oleada de bombas en varios hoteles. Su último gran intento de matar a Fidel llegó en el 2000, con motivo de una cumbre internacional en Panamá. Fue detenido cuando ya tenía a tiro al dictador cubano, aunque se libró de la cárcel tras un polémico indulto de la entonces presidenta panameña, Mireya Moscoso, con motivo de su salida del cargo.

El odio a Fidel era recíproco. El expresidente lo calificaba como «el más famoso y cruel terrorista del hemisferio» y son varios los intentos documentados del régimen cubano de acabar con la vida de Posada Carriles, que también se lamentaba de que «Fidel muera en el mejor hospital de Cuba y tan tarde». Ayer murió a los 90 años tras superar un cáncer de garganta, un derrame cerebral y varios atentados.